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OPTIMISMO DE LOS EQUIPOS ESPAÑOLES

La sorpresa del año

El Spartak de Moscú eliminó al Nápoles y no ha encajado un gol en Europa

La eliminación del Nápoles en una noche gélida moscovita fue una de las pocas sorpresas permitidas por los nuevos sorteos benévolos con los grandes. Pese a la espantada de Maradona, que sólo jugó en la segunda parte y en la prórroga del partido de vuelta, el campeón italiano parecía contar con demasiados argumentos futbolísticos para el Spartak de Moscú, el próximo rival del Real Madrid en la Copa de Europa, un conjunto mucho menos experimentado. Pero sendas victorias por 2-0 sobre el Spartak de Praga en la primera ronda y los dos empates a cero frente al Nápoles han propiciado la sorprendente clasificación de un conjunto que todavía no ha encajado un gol.

No tratar al Spartak con más reverencias puede parecer una falta de respeto para una entidad histórica con 12 Ligas y nueve Copas en su palmarés. Sólo el Dinamo de Kiev, que acaba de arrebatarle el dominio en la Liga, le supera en títulos.El Spartak de Moscú fue creado en 1922, pero su denominación actual data de 1935. Juega en el estadio Imena Lemn, con capacidad para 103.000 espectadores, y sus colores habituales son camiseta roja con banda horizontal blanca, y pantalones y medias blancas. Hasta ahora, jamás ha superado los cuartos de final de una competición europea, donde ha participado dos veces en la Copa de Europa.

El éxito europeo del Spartak de Moscú de este año, basado en la eliminación por penaltis del Nápoles, es inesperado, dada la importante revolución llevada a cabo en la entidad moscovita. Como punto de referencia está la Liga conquistada hace tres años -el primer triunfo en siete teniporadas-. Aquel equipo, entrenado por el ex seleccionador soviético Konstantin Beskov, se apoyaba en internacionales de renombre como Dasaev, Khidiatulin, Pasulko y Rodionov. Pero de los 25 protagonistas de aquella marcha triunfal tan sólo tres jugadores -los centrocampistas Aleksandr Mostovoj y Yuri Suslaparov, más el goleador Valeri Shmarov- sobreviven en la plantilla que ahora se entrena bajo las órdenes de Oleg Romantsev.

Tres internacionales

En el nuevo Spartak sólo hay dos veteranos, el defensa Sergel Bazulev de 33 años, y el cabeza rapada Yuri Susloparov de 32 años, un defensa que Romantsev suele utilizar en funciones más ofensivas. Nueve de los restantes miembros de la plantilla tienen 23 años o menos.

El Spartak sólo cuenta actualmente con tres representantes en la selección dirigida por Anatoli Bichovets: el centro campista Aleksandr Mostovoj de 22 años, y los delanteros Valeri Shmarov e Igor Schalimov de 25 y 21 años, respectivamente. En el empate recientemente arrancado en el Estadio Olímpico de Roma frente a Italia también volvió a la selección el comodín defensivo Vasili Kulkov. El portero es Cherchesov un hombre con experiencia que da seguridad a su equipo.

El conjunto de Romantsev ofrece un fútbol fácilmente identificado con la alta escuela soviética. La base es un 4-4-2, pero con unos peones polifacéticos capaces de asumir varios papeles. Sobresale en preparación atlética -aunque el mes de marzo suele ser una época espinosa para los hibernadores soviéticos- y busca resultados con una combinación de toque sencillo y sofisticada maniobra sin balón, hasta el extremo de practicar un juego a veces más preciosista que efectivo frente a la portería contraria. Valer¡ Shmarov, sin embargo, acaba de proclamarse máximo goleador de la Liga soviética, junto con Oleg Protasov, pero con tan sólo 12 goles en su cuenta particular.

El gran problema del Spartak actual, como sucede con el resto de los clubes de élite del deporte soviético, es la emigración de sus estrellas. Los dos mejores jugadores de la pasada temporada, cuando ganó la Liga el Spartak de Moscú, fueron Sergei Rodionov y Fjodor Cherenkov. Ambos, sin embargo, fueron fichados por el París Saint-Germain.

El hombre con más carisma en el Spartak es su entrenador, Oleg-Romantsev. Ganó un título de Liga en 1979 con el Spartak como jugador (fue 10 veces internacional) y los seguidores del equipo le adoran tanto como sus jugadores. Amante del fútbol italiano, ha conseguido mantener el buen juego de conjunto, aunque todas las críticas se concentran en la falta de ambición, por otro lado habitual en el fútbol soviético en los últimos años. Es decir, el Spartak hace un fútbol bonito, pero no sabe rematar la labor en los últimos metros.

Oleg Romantsev, además, es ambicioso, exigente y perfeccionista. Cuando, en la última edición del Trofeo Joan Gamper disputada en el Estadio Olímpico de Barcelona, su equipo ofreció un fútbol atlético, rápido y vistoso, Oleg Romantsev sorprendió a los me dios de comunicación al abrir su conferencia de prensa disculpándose por el pobre juego que había mostrado su equipo en el campo. Como llegue a jugar bien...

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