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Serenidad en las filas guerristas tras la reaparición pública del vicepresidente

La reaparición pública de Alfonso Guerra y su ingente actividad política en las últimas semanas han devuelto la serenidad a las filas de sus seguidores, según reconocen destacados militantes del PSOE, que Negaron a estar preocupados a principios de verano ante la posibilidad de su eventual salida del Gobierno. Los siempre augurados cambios en el Gabinete ya no se contemplan en este sector como una "crisis", sino, en todo caso, como un "reajuste" que no signifique enfrentamiento entre el ministro de Economía, Carlos Solchaga, y el vicepresidente.

Algunos ministros y dirigentes socialistas vinculados al sector guerrista consideran que el reciente congreso del PSOE ha resultado muy "positivo" porque ha permitido identificar y personalizar una corriente neoliberal que puede coexistir con la ortodoxa -es decir, la propia-, y que es beneficiosa para el PSOE en su relación, sobre todo, con los sectores de la banca y las empresas. El ala ortodoxa es absolutamente mayoritaria, según reconoció el propio Carlos Solchaga, pero admite sin reparos la existencia del otro sector e incluso acepta que puede ir creciendo a la sombra del ministro de Economía.Este "diseño", difundido por fuentes guerristas, tiene, sin embargo, un inconveniente: levanta ampollas, al menos cuando hablan en privado, en un tercer sector que se considera "ignorado" y borrado literalmente del mapa socialista. Son personas como Javier Solana, Carlos Romero, José María Maravall o Joaquín Almunia, que forman parte de un sector "histórico" y que no aceptan que se les obligue a identificarse con la bandera solchagista. Este heterogéneo grupo no se considera a sí mismo neoliberal sino socialdemócrata, tan válido como el que pueda representar el vicepresidente. No comparten, sin embargo, los modos ni la política interna desplegada por los guerristas y esperan que el presidente del Gobierno, Felipe González, reafirme su papel.

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