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Los sindicatos europeos exigen a la CE más poder y democracia para defender los derechos sociales

Andreu Missé

Los principales dirigentes de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) exigieron ayer con rotundidad más poder y un mayor papel de las centrales sindicales en el proceso de la unión económica y la unión política europea para defender un mayor protagonismo de los intereses sociales en el proyecto comunitario. La CES agrupa a los mayores sindicatos europeos; con la incorporación de CC OO, que se decide hoy, ya sólo quedan fuera la CGT francesa y el sindicato portugués CGTP-IN.

La Confederación que cuenta con 47 millones de afiliados, ha expresado su temos porque el proceso de unión europea situe en un papel cada vez más marginal los aspectos sociales. Frente a las casi 200 directivas que desarrollan el mercado interior sólo se han aprovado tres relativas a aspectos sociales.Ninguna de las seis directivas comunitarias que se consideran prioritarias para el desarrollo de la llamada Carta Social (carta comunitaria de los derechos fundamentales redactada hace más de un año), tiene visos de que se vaya a aprobar en breve plazo. Se trata de las directivas relativas a trabajo atípico, horario, trabajo de la mujer embarazada, condiciones laborales, sectores móviles e información y participación de los trabajadores en la empresa. Las dificultades de su aprovación derivan de la actitud obstruccionista de los gobiernos conservadores como Gran Bretaña y Alemania, aunque en ocasiones estos gobiernos ban zontado también con el apoyo de España. Para denunciar este proceso de pérdida de facto de los derechos sociales en la Europa comunitaria, y coincidiendo con la conferencia sobre la unidad monetaria y política que tendrá lugar mañana y pasado en Roma, la CES ha celebrado en esta ciudad un encuentro con la participación de los máximos dirigentes sindicales europeos y representantes de cinco medios informativos (La República, EL PAÍS, Le Monde, The Independent y Frankfurter Allgemeine).

El presidente de la CES, el alemán Ernest Breit, expresoó su temor de que en la Europa del futuro "los más fuertes sigan siendo más fuertes y los más débiles cada vez más débiles". Señaló que los avances conseguidos con la aprobación, de la carta social -documento muy completo que recoge ampliamente los principales derechos sociales reconocidos en los Estados de Europa- no sirve de amparo a rnuchos trabajadores ya que no se ha logrado darle la validez política al no haberse aprobado ninguna directiva que la desarrolle.

En esta cuestión, el debate se centra en un aspecto jurídico. Los gobiernos sostienen que la aprobación de estas directivas debe hacerse por unanimidad, y como siempre hay algún Gobierno en contra hablar de unanimidad implica la imposibilidad de que se apruebe ninguna de esas directivas. Sobre esta cuestión el pasado 26 de noviembre el secretario general de la UGT, Nicolás Redondo dirigió una carta al presidente del Gobierno español, Felipe González, en la que le solicitaba una entrevista con una delegación de la CES, pero la carta no ha tenido respuesta todavía. Breit criticó también la falta de democracia en las instituciones europeas, al señalar que en última instancia, las decisiones se toman en Ios consejos de ministros y no en los Parlamentos". El presidente de la CES manifestó: "No queremos una Europa en la que sólo estén los países de la CE, y si deseamos que no termine en las orillas del Oder".

El secretario general de la Unión Italiana del Trabajo (UIL), Giorgio Benvenuto, manifestó que no se puede construir una Europa de los capitales sin poner en marcha la Europa de los Pueblos. Consideró la necesidad, de aumentar el peso y el papel de los sindicatos en Europa, y afiadió que la falta de espacios sociales constituye el mayor handicap para la integración de las regiones menos desarrolladas.

La eventualidad, el problema más grave para España

El secretario general de la UGT, Nicolás Redondo, explicó que uno de los problemas más graves para España en el proceso de integración curopea es el dumpin social. Es decir, la mejora de la cornpentividad que están consiguiendo algunos países rnenos desarrollados a base de bajos salarios y luna creciente precariedad en el empleo. Redondo dijo que en España esta mejora de la competitividad se había conseguido con un incremento espectacular de las nuevas modalidades de contratación temporal y que ya representaban el 30% del total de empleados. José María Zufiaur, miembro de la comisión ejecutiva de UGT y que también asistió a la reunión, precisó que los salarlos de los empleos temporales son un 40% inferiores a los fijos.El problema de fondo, que pusieron de manifiesto varios sindicalistas, es cómo se articula el nuevo espacio social en el marco de la Comunidad. La actitud reticente de muchos, Gobiernos hace muy poco probable que las mejoras sociales conio la consecución de la semana de 35 horas, el objetivo trazado en Alemania para 1995, se consiga por la vía de una directiva comunitarla. Varios sindicalistas recordaron que todos los avances sociales se habían conseguido mediante la lucha y las movilizaciones.

Donat Cattin, ministro de Trabajo de Italia, cerró la reunión con un discurso muy pesimista. El ministro señaló que el nivel de empleo de las áreas atrasadas en Europa se aleja de las áreas desarrolladas. En su opinión de los 327 millones de trabajadores que hay en Europa, 60 millones están en condiciones deficientes, y calificó de simbólicas todas las políticas de fondos estructurales destinados a corregir los desequilibrios.

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