'Dumping', subvenciones, piratas y 'Iobbies'
El Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) nació en el año 1948 como un acuerdo para limitar las trabas al comercio. La flexibilidad de las normas y las reservas nacionales para su aplicación, así como el reducido equipo de 400 funcionarios en Ginebra y el magro presupuesto de algo menos de 6.000 millones de pesetas al año, no han podido evitar que proliferen el dumping (conquista de mercados con precios inferiores a los del coste de producción), las subvenciones y la piratería comercial.El comercio mundial está sometido a intereses cruzados, defendidos por los llamados lobbies (grupos de presión). "Cuando ATT telefonea, tú respondes la llamada", comentó un representante del GATT para explicar por qué esta multinacional ha conseguido variar la inicial postura liberal de Estados Unidos hasta llevarlo a plantear una excepción nacional para la liberalización de las telecomunicaciones.
Sector industrial
Dumping, subvenciones, piratas y lobbies confluyen en el textil, un sector industrial segregado del GATT y para el que ahora se pide su reingreso a través de la apertura de mercados. El textil ofrece ventajas comparativas de costes y precios imbatibles para ciertos países asiáticos y muchos del Tercer Mundo. Desde 1974, el Acuerdo Multi Fibras combina una cierta apertura con topes a la invasión comercial.Para un nuevo salto adelante, la Comunidad Europea (CE) ofrece aumentar un 30% los contingentes en tres etapas escalonadas. Los productores emergentes quieren más, pero Comítextil y otras organizaciones sectoriales europeas se oponen y plantean un periodo transitorio de 15 años para defender 3,2 millones de puestos de trabajo. Espafia y Portugal son, entre los Doce, los más amenazados.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.