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GENTE

Martin Scorsese

La recuperación de las emociones de su infancia en Manhattan

El cineasta norteamericano Martin Scorsese se convirtió el domingo en el protagonista indiscutible de la Mostra de Venecia con la presentación de su última película, Goodfellas, en la que vuelve a su actor preferido, Robert de Niro, y a un tema que ya reflejó en películas anteriores como Malas calles: los gángsteres. Martin Scorsese ha recalcado en varias ocasiones su escasa simpatía por el modo como el cine norteamericano ha representado el mundo de los gánsteres italoamericanos. Y ha definido este género de películas como el típico "actuar a la mamma mia", con algunas excepciones, como El Padrino y sus Malas calles. Pero no se ha quedado cruzado de brazos. Su último filme, Goodfellas, en competición en la Mostra, es un intento de recuperar aquel pasado de emociones al cual pertenece también su infancia: "No se puede reducir de esa forma a la Mafia. Existe el rescate económico, pero también una ética profesional que respetar".Goodfellas, basado en el éxito editorial Wiseguy, de Nicholas Pileggi (periodista que se ha ocupado siempre de delincuencia organizada, corrupción política y mafia), trata una historia verídica, de mafia, ambientada en Estados Unidos entre 1955 y 1980. El protagonista, Ray Liotta, interpreta la figura de Henry Hill, y Robert de Niro, que ha ya rodado seis filmes con Scorsese, se reúne de nuevo con el director, tras siete años, para encarnar a James Conway, el ídolo de Hill. "De Niro ha estado muy ocupado y yo he realizado películas no acordes con su estilo. Tenemos la misma edad, 47 años, y el haber envejecido a la vez es un bien que ha consolidado nuestra amistad. Es un actor de talento, y adopta con simpatía el aire de un maestro. Trata a los actores como si fueran sus alumnos, de modo paternal y protector", dice el cineasta.

La película cuenta la vida de Henry Hill desde que tenía 10 años, cuando realizó su primer trabajo para una banda de gánsteres, hasta los 45, cuando se somete al programa federal de protección de los testigos del Gobierno de Estados Unidos y colabora en la detención de los jefes maflosos, con los cuales ha tratado a lo largo de su carrera criminal.

Entre los años cuarenta y cincuenta, los maflosos eran mucho más poderosos políticamente que hoy, comenta Scorsese, recordando su infancia en el barrio de litúe Italy en Manhattan (Nueva York). "Entonces era en la calle donde aprendíamos a vivir. Sabíamos que quien gritaba contaba poco y que quienes dabati las órdenes eran los hombres silenciosos, de los que emanaba el poder de los gestos. Al igual que el protagonista de esta película, nosotros sentíamos el encanto misterioso de ese poder. Pensábamos que era mejor ser un gánster de mayor que presidente de Estados Unidos", dice Scorsese.

Cuando el libro de Nicholas Pileggi fue publicado, en 1986, Scorsese estaba en Chicago rodando El color del dinero con Paul Newman: "Me impactó profundamente y llamé enseguida a su autor. Al comentarle que éste era ese libro que había esperado desde hace mucho tiempo, Pileggi me réspondió: 'Y yo he esperado esta llamada toda mi vida'. Y así, acordamos inmediatamente escribir juntos el guión".

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