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Paul Scarrot: "Esta ha sido mi ultima aventura"

El famoso 'hooligan', acusado de haber robado 140 libras

Paul Scarrot va a poder casarse antes de lo previsto. "Tengo 34 años. La de Italia ha sido mi última aventura. Voy a casarme en Inglaterra con mi novia, Lynn", dijo en Roma antes de ser repatriado en el primer avión disponible. Al desembarcar en el aeropuerto londinense de Heathrow, escoltado por dos policías, este hooligan (gamberro) sólo pudo gritar camino de la comisaría: "Es un placer volver a casa". Ahora ha de responder de una acusación de hurto.Adrian Appleby, jefe de la brigada contra la violencia de los, hooligans, está muy satisfecho con el resultado de la colaboración italo-británica en esta lucha. "Los agentes italianos han reaccionado bien ante la información que les hemos pasado y le han detenido y expulsado", declaró al poco de ser informado de la captura de Scarrott; "se le ha seguido durante diez días. Sabíamos dónde andaba y lo que hacía. No es difícil: le gusta aparentar, gritar y decir a todo el mundo dónde está".

En los último días, Scarrott -tiene más de 40 condenas por violencia relacionadas con el fútbol y pasa por ser el cabecilla de los hooligans que se enfrentaron a la policía de la RFA en la Eurocopa 88- había enviado postales a sus amigos y a su pub de Nottingham. "Dios salve a la Reina", se leía en una. "Hola, amigos, no sabéis lo que os estáis perdiendo. Esto es un paseo. No creáis esas chorradas de que te detienen en cuanto te ven", contaba en otra.

Además, se había jactado en la Prensa popular británica de haberse colado en Italia bajo otro nombre -probablemente, el de Paul Cooper, que adoptó de forma legal a principios de año con la aparente intención de evitar identificaciones- y de preparar una batalla con los hinchas holandeses. "¿De verdad dicen eso?", preguntaba al poco de ser detenido. El Daily Star lo decía y, aunque hay que tomar con cautela lo que publica por su sensacionalismo, le daba la razón: "Sí; a veces, soy violento. Antes lo era mucho más. Pero ahora estoy intentando dejarlo".

"No tenemos bombas"

No va a tener esa oportunidad. El alcohol le perdió. Fue detenido en la estación Termini, tambaleándose, con una botella de vino de cinco litros semivacía, vestido con unos pantalones de deporte y una camiseta sucia y cubierto con la bandera británica. "Me encuentro así por un problema inexistente. Estuve bebiendo y tocando los tambores con los brasileños, los alemanes y los italianos. Bebí demasido y la policía me detuvo", comentó.

A quienes no se juntó fue a los holandeses: "Dicen que tenemos bombas preparadas para ellos. Pero no es cierto. No las necesitamos. La última vez que las vieron fue cuando les bombardearon los alemanes y los ingleses tuvimos que ir allí a salvarles".

Las policías británica e italiana creen que Scarrott andaba buscando en Roma el campo en que resolver sus diferencias. con los holandeses, toda vez que el despliegue policial deja pocas opciones en Cagliari, donde ambas selecciones jugarán el día 16. El rey no va a estar allí. Scarrott tendrá que conformarse con darle otra vez a la brocha gorda en Nottingham, ver los partidos por televisión y preparar la boda si es hombre de palabra, lo que no parece: al ser expulsado de Sttutgart en 1988, tambien prometió casarse en seguida con Lynn Govier. Ahora tendrá que responder además de la desaparición de 140 libras (unas 25.000 pesetas) de un pub, razón por la que fue detenido en Heathrow y escoltado por dos policías hasta Nottingham. Racista, sólo como profeta puede tener un pase: "No creo que Inglaterra gane la Copa del Mundo. No es lo bastante fuerte".

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