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¿Qué hacemos con los viejos?

Un grupo de veteranos actores británicos interpreta 'Los últimos días', filme sobre la ancianidad

La dramatización para televisión de la novela de Kingsley Amis Ending up, interpretada por un grupo de veteranos actores británicos entre los que figuran John Mills, Wendy Hiller y Michael Horden, sirve de trampolín esta noche al debate de A través del espejo sobre la vida y perspectivas de la población que ha entrado en esa edad eufemísticamente llamada edad de oro. "¿Qué hacemos con los viejos?" es el título con el que plantea Cristina García Ramos cuestiones tales como las diversas alternativas que se abren ante el viejo español, la asistencia médica y social y la controvertida solución de las residencias.La elección de la producción británica ya es toda una toma de posición. Los últimos días, realizada secundariamente para el lucimiento de cinco grandes instituciones británicas de la interpretación, no oculta los aspectos más lastimosos del proceso de envejecer. Sus protagonistas son poco ejemplares y no tienen ningún parecido con la idílica imagen ensalzada por los planes de julbilación. El punto de partida de la historia es la decisión de estos cinco ancianos -un brigadier y su ordenanza, un profesor, una actriz retirada anclada en viejos tiempos de gloria y su dama de compañía- de iniciar una vida en común en la recta final de sus vidas. La convivencia demostrará ser más difícil de lo que el idílico marco elegido como residencia -un cottage alejado de Londres- puede prometer. Las primeras Navidades que los ancianos pasan juntos hacen estallar los conflictos derivados de las diferencias de carácter, visión del mundo y expectativas. Lo pequeños agravios, los achaques y las manifestaciones de senilidad son el pan de cada día.

La obra de Kingsley Amis es amarga y divertida, y la adaptación de Peter Sasdy da como resultado una comedia de tintes algo negros. John Mills, Wendy Hiller, Michael Horden, Lionel Jeffries y Googie Withers, viejas glorias de la escena y la pantalla británicos, lo tienen difícil para sacar de sus quisquillosos personajes un bálance agriculce que no derive en excentricidad. Dirigirlos, dada la experiencia y virtuosismo de todos ellos, tampoco fue tarea sencilla para Peter Sasdy. Pero nada de lo que temía ocurrió. Según contaba en una entrevista, las cinco viejas luminarias resultaron mucho más razonables que otros colegas más jóvenes. Otra cosa fue lo que ocurrió con las relaciones entre ellos fuera de escena. Entre toma y toma, se cuenta que Michael Horden le murmuraba maliciosamente a Wendy Hillier: "Una interpretación imposible, querida".

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