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CAMPEONATOS DE EUROPA DE ATLETISMO

Cornet dicta una lección magistral en Glasgow

Santiago Segurola

El atletismo se rige en ocasiones por las leyes del western, y algunas carreras merecerían haber sido filmadas por el maestro John Ford. En pista cubierta, el viejo aforismo es clásico en dos puntos: ninguna es lo suficientemente grave para todos los atletas, como lo entendieron rápidamente José Arconada y Tomás de Teresa en 800 metros. Los dos se sobrepusieron en semifinales a la poca agresividad que habían mostrado en las series eliminatorias, se colocaron en la final, como Fermín Cacho en 1500. Pero por encima de todos estuvo Cayetano Cornet, que batió el récord de España de 400 metros (46.00) y dejó para el recuerdo una carrera formidable.

Cornet ejecutó una obra maestra en un escenario de gran dificultad. La pista del Kelvin Hall presentados curvas enormes, unos peraltes como paredones y dos rectas muy rácanas, de apenas 40 metros. Las características de esta pista exigen una conducción agresiva y muy física o, en los casos más raros, una demostración portentosa de potencia y clase que supere todos estos obstáculos. Cornet pertenece ahora mismo a esta estirpe de elegidos.El cuatrocentista catalán registró el mejor tiempo en las series eliminatorias. Quería asegurarse la obtención de la mejor calle en la semifinal. La segunda o la tercera conceden opciones a la victoria en el Kelvin Hall. La cuarta y quinta calles colocan a los corredores literalmente al borde del precipicio, en estos peraltes del pabellón de Glasgow La pieza magistral de Cornet llegó en la semifinal. Debía medirse con dos excelentes especialistas el alemán oriental Carlowitz y el francés Noirot.

La salida colocó a Cornet en una situación comprometida. A la calle libre llegó en tercera posición. Las posibilidades de re montar eran reducidas. Pero Cornet deslumbró al Kelvin Hall con un ataque fluido y certero sobre Carlowitz en el inicio de la penúltima curva, un lugar inasequible para cualquier otro. Pasó como la seda y se fue tras Noirot que se rindió sin condiciones.

Duelo con Schoenlebe

La sensación de poderío no abandonó nunca a Cornet, que batió el récord de España (46.00 frente a 46.09), realizó la mejor marca de todos los semifinalistas y consiguió la mejor calle para una final que le enfrentará. al gran Thomas Schoenlebe (RDA). El alemán oriental es el único cuatrocentista europeo que ha bajado este año de 46 segundos, algo que en la historia sólo han logrado 12 atletas.

La carrera de Cornet sirvió como precedente a la inesperada rehabilitación de José Arconada y Tomás de Teresa en las semifinales de 800 metros. Los mediofondistas, más Luis Javier González, habían ofrecido una actuación decepcionante en las eliminatorias. En un mundo donde los codos y el cuerpo valen tanto, o quizá más, que el talento, los tres ochocentistas españoles corrieron con blandura y sin decisión para aguantar sus posiciones en la carrera. A José Arconada y Tomás de Teresa les salvó el permisivo número de clasificados por tiempos. A González, no.

Sin embargo, en semifinales Arconada brindó una carrera sorprendente. Con una precisión absoluta, manejó una prueba harto complicada, conducida desde el inicio por el héroe local Tom McKean. Parecía por momentos que el español caía en el desgobierno de la serie eliminatoria, pero fue una impresión ficticia. Cuando McKean daba por seguro su liderazgo, Arconada se estiró desde la cuarta posición hasta situarse a la altura del duro escocés. Y antes de llegar a la última curva le sobrepasó con decisión y elegancia. Arconada estaba en la final.

Tomás de Teresa buscó su puesto en la final con una salida rápida. Su mala experiencia en la serie anterior le obligó a coger el primer puesto, vigilar la cuerda y defender una posición muy difícil de derribar en una pista de estas características. Su trabajo rindió finalmente beneficios.

Fermín Cacho y Teófilo Benito también correrán hoy en la final de 1.500. Cacho demostró una vez más su gran carácter como competidor, esta vez frente al prestigioso alemán oriental Herold y al británico Morrell. Su dureza y tenacidad pueden colocarle entre los medallistas.

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