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Richard Harris interpreta a Maigret en 'Estrenos TV'

Después de Poirot y Marlowe, llega a TVE otro imperecedero personaje de la literatura policiaca, el comprensivo y humanísimo comisario Maigret, personaje que dio especial celebridad al fallecido George Simenon, uno de los escritores más prolíficos y con más lectores en el mundo. Charles Laughton y Jean Gabin dieron vida en el cine al parisino policía de la pipa que Richard Harris interpreta en la versión que esta noche presenta Estrenos TV, espacio que se emite a las 23.30 por TVE-2.Fue rodada, como programa piloto para una serie, en 1988, tras varios años de infatigables y complicadísimas negociaciones en las que el escritor Arthur Weingarten gestionó los derechos y la adaptación de la historia a la televisión con las cadenas norteamericanas y, el propio Simenon.

La BBC ya había realizado a finales de los cincuenta una magnífica serie protagonizada por Rupert Davies, pero las cadenas norteamericanas de televisión no fueron muy receptivas. "Todo el mundo preguntaba: '¿Quién es Maigret?' Nadie había oído hablar de él", explicaba Weingarten muy poco después de que finalmente se hubiera aprobado el proyecto. Atrás quedaban ocho largos años dedicados por este escritor, nacido en Brooklyn, a la aventura de adaptar a Simenon. La obsesión le venía de lejos.

Tenacidad

Cuando estaba produciendo la serie de detectives Archer, basada en los libros de Ross MacDonald, y ante el rumbo caótico que iba tomando la producción, Weingarten recordó sus lecturas juveniles de Simenon y su admiración por el personaje. Decidió entonces dar un giro a la serie contradiciendo el supremo mandato de la acción en la televisión norteamericana. "Maigret nunca llevaba una pistola, nunca corría detrás de nadie. Miraba en los pliegues del alma de las gentes sus sufrimientos. Por eso pensé que más que hacer correr, saltar y disparar al héroe, le haría pensar". La idea le valió la cancelación del contrato después de ocho episodios; pero en absoluto renunció a Maigret. Para él, el comisario era un modelo de héroe, intuitivo más que científico o razonador, para el que las historias, relativas tanto a problemas humanos como a casos criminales, nunca se resolvían en términos de bien y de mal absolutos.Un amigo puso a Weingarten en contacto con Helen Wolf, la editora de las obras de Simenon en Estados Unidos. Así consiguió los derechos para EE.UU, pero no para todo el mundo como necesitaba. Durante cinco años, fue esperando que expirasen y negociando país por país. Los recelos de Simenon aumentaban progresivamente.

Un buen día el atribulado pretendiente recibió el siguiente telegrama: "La BBC quiere derechos mundiales. Ofrece 200.000 libras. Encuentro, en 24 horas". Milagrosamente Weingarten consiguió el apoyo inmediato de Embassy, la compañía que entonces aún dirigía Norman Lear, uno de los hombres de más prestigio en la televisión norteamericana.

El proceso de elección de un actor de primera fila -que las grandes cadenas imponían como condición para seguir adelante- fue muy intrincado. La solución de Richard Harris sólo llegó después de los fracasos con Richard Burton, Alec Guinness y George C. Scott, con quien las negociaciones se alargaron un año entero y llegaron a comprometer seriamente el proyecto. Simenon no acababa de creer en el proyecto y amenazó con la ruptura del contrato. Cuando todo parecía perdido, Barry Perleman, el agente de Weingarten, consiguió vender el programa piloto -y el proyecto de serie- a Columbia. Terminaba así la larga batalla para llevar a la pequeña pantalla a ese personaje cuyas aventuras, paradójicamente, le costaba tan poco engendrar a Simenon.

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