Transporte gratis
En su sección de Opinión del 11 de enero, referente a "transporte público y gratis", da por sentadas unas consideraciones técnicas sobre soluciones al tráfico que al menos son discutibles y de dudosa validez; como doctor ingeniero de caminos que ha desarrollado su tesis doctoral sobre el transporte urbano, me gustaría manifestarle lo siguiente:1. Es imprescindible una mayor oferta viaria, pero que no debe circunscribirse al ámbito urbano, sino al interurbano, mediante auténticos anillos de circunvalación de alta capacidad que posibiliten que por el término municipal no circule ningún coche cuyo punto de destino no sea ese término.
2. La política de restricciones sin más al vehículo privado mediante la congelación de las ofertas viarias y de aparcamiento no es que no haya dado ningún resultado, sino que es una de las causas de la congestión actual, al producirse en redes insuficientes un importante tráfico adicional ocasionado por los coches que circulan buscando sitio donde aparcar.
3. Está demostrado desde hace muchos años (Francia, Alemania, Italia) la inelasticidad de la demanda al precio, ya que la elasticidad máxima que se consigue nunca es superior a 0,2%, con el agravante de que no es que disminuya el tráfico privado, sino que viajes que antes se hacían a pie después de la gratuidad se hacen en medios colectivos.
Por contra, donde la elasticidad es mayor es en el binomio demanda-calidad, entendiendo por ésta la disminución de los tiempos de viaje y espera, mayor confort, plazas sentadas, etcétera; es decir, transporte público urbano colectivo de superficie, de poca capacidad unitaria, frecuencias ajustadas y alta regularidad.
4. La solución del metro, por los altos costes que conlleva, debe efectuarse para aquellas relaciones de tráfico en las que por su inmenso volumen sea imposible acudir al transporte colectivo de superficie y nunca por circunstancias políticas ni presiones ciudadanas, ya que al final lo que se gasta en infraestructura de metro, socialmente no rentable, no se consume en otros objetivos prioritarios (hospitales, escuelas, etcétera).
En concreto y para el caso de Madrid, la acuciante congestión presente parte de la dejadez por parte de las autoridades locales y estatales del problema desde principios de los ochenta, basándose en un plan general de ordenación urbana fundamentado en que la población no crecería, el número de matriculaciones se estancaría y la movilidad se ralentizaría. Fundamentos que, demostrándose erróneos a partir de 1984, por empecinamiento político, no implicaron cambios en los programas de actuación.- Arturo M. Martínez.
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