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Futre y Baltazar dieron la victoria al Atlético

Santiago Segurola

El Atlético de Madrid tiene materia para soñar antes del inminente duelo en Chamartín, frente al Real Madrid. En Las Gaunas no perdió la pista del Madrid, después de un partido árido, de gran desgaste y enorme contenido físico. Su victoria no llegó, sin embargo, por la superioridad nítida de su juego. Vino en una acción aislada, por medio de un golpe genial de Marina, que al final del partido dibujó un envío perfecto, de 40 metros, al pie de Futre. El portugués, muy apático durante todo el encuentro, surgió entonces para certificar la victoria del Atlético de Madrid.En la edad del diseño y el high tech, Clemente mantiene su teoría manchesteriana del fútbol. Doce días después del primoroso ejercicio físico del Real Madrid en Las Gaunas, el Atlético de Madrid ofreció una noche esforzada y sudorosa. El Logroñés, escaldado de su desvarío estético frente al Madrid, también vistió buzo y botas de seguridad. El encuentro se vio abocado a un juego sin lustre que finalmente se resolvió a favor del Atlético.

Los matices perdieron cualquier valor en una pugna física imprecisa en su desarrollo Concentrados como estaban los jugadores en la parcelita central, no había forma de sacar un golpe sutil al balón. Ni los artistas quisieron mostrar unos gramos de talento. Manolo y Futre observaron el rostro del partido y decidieron no participar en el asunto. Futre mantuvo una decidida actitud absentista. Al delantero portugués se le vio recriminar a Pizo, teatralizar su situación, que él consideraba de abandono, y, emprender unas mareantes carreras, con el balón hacia su portería, pero no se le vio dispuesto a volcar el partido para su equipo, ni tan siquiera sumarse al estado laborioso de sus compañeros. Sin embargo, fue él quien acabó por firmar la victoria del Atlético de Madrid.

Las notas de altura vinieron del parentesco que tenía el encuentro con los dramas rurales. En la cancha, dos jugadores de primer orden -Sarabia y Quique- tenían algunas cuentas que saldar. Estos fútbolistas han mantenido durante toda su carrera un elevado carácter competitivo. Su sentido del fútbol se ha situado siempre por encima de la teoría mecánica y colectivista del juego. Y, por diversas razones, los dos tenían estímulos ante el Atlético.

El viejo contencioso Clemente-Sarabia ofrecerá emociones fuertes: que uno se siente en el banco y el otro se plante en la cancha. Sarabia sacó aquí y allá algunos de sus mejores recursos. Sus pases fueron siempre excelentes y con intención; su toque, espléndido, cuando se le requirió un regate o un taconazo, y su deseo de triunfo personal fue intenso durante todo el partido.

Quique estuvo menos brillante frente a su antiguo equipo, pero tuvo tiempo de ofrecer un par de detalles que pudieron variar el signo del encuentro. Una fantástica combinación entre los dos estilistas dejó a Sarabia en la frontera del área, solo frente Elduayen.

El Atlético sacó alguna ventaja en el sordo sacrificio que se libró en el centro del campo, aunque no era suficiente el beneficio para desequilibrar el partido.

Alfredo se echó todo el trabajo del mundo sobre su espalda. Recorrió todos los caminos y entregó algunos balones magníficos, pero su esfuerzo no fue suficiente para derribar la oposición local. El Logroñés recurrió al estado de gracia de Sarabia y a la velocidad de Alzamendi para burlar la defensa.

El extremo uruguayo, siempre proclive a tomar decisiones atropelladas, desbordó en ocasiones a la zaga rojiblanca. Una de sus escapadas por la izquierda acabó con un remate al palo izquierdo de Elduayen ante la desolación local. El empate era cada vez más evidente, pero al final surgió lo mejor de este juego. Un formidable envío largo de Marina desde la mediana del campo cayó sobre el pie izquierdo de Futre, que se vio en la posición que más quiere: al borde del área, con el balón controlado y con un solo defensa junto a él. Le desbordó y enfiló a Angoy, que no pudo con Futre en la salida.

Quedaban siete minutos, que fueron para Baltazar. El brasileño, que saltó a la cancha en la segunda parte, se colocó tres veces ante el cancerbero del Logroñés y marcó un gol, uno de esos que justifican a los delanteros listos. Con estos números no hay forma que acabar con la polémica.

Por otro lado el Castilla derrotó al Elche en el estadio Martín Valero por 3-2. Los goles del Castilla fueron de Patxi, Santi y Oladimeji, y los del Elche, de Bellido y Crespin.

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