Caminando por Madrid
Llegó caminando al edificio de la SER en Gran Vía, 32, desde su antiguo despacho en la calle de Alcalá. Pedro Toledo gustaba de andar por Madrid y dar largos paseos después de comer; para ello burlaba el servicio de escolta -con su complicidad- y círculaba solo por los alrededores de la iglesia de San José y calle del Barquillo. "Me sirve para meditar", decía.
El día que los reyes de España, don Juan Carlos y doña Sofia, inauguraron las nuevas instalaciones de la SER en el centro de Madrid, Pedro Toledo llegó sólo y allí se unió al resto de los invitados. Entre ellos, el otro presidente del Banco Bilbao Vizcaya, José Ángel Sánchez Asiaín. Cada uno de ellos conversaba por separado con los presentes. Alguien le preguntó: "¿Ya no posáis juntos?" [refiriéndose a Asiaín y a él mismo]. "Ya no hace falta", respondió Toledo, "ya está asumido por todos que Bilbao y Vizcaya somos uno y que José Ángel y yo representamos los mismos intereses, aunque seamos distintos".
Deterioro físico
Ese día, el pasado 21 de noviembre, la figura de Pedro Toledo presentaba síntomas explícitos de su deterioro fisico, aunque el banquero no le dio importancia. Compartió con Carlos March., Alberto Alcocer, Jaime Botín, Jaime Terceiro y otros banqueros sus impresiones sobre lo que estaba sucediendo en los países del Este. Al lado de ellos, y junto a los Reyes, recorrió los 4.500 metros cuadrados de la SER. Pedro Tobedo comentó a algunos periodistas de EL PAÍS su convencimiento de que las mayores di5cultades del proceso de fusión ya habían pasado.
Asimismo, Toledo hizo alguna confesión: que en el momento en que Sánchez Asiaín hizo la OPA hostil sobre Banesto, él, como presidente- del Banco de Vizcaya, se puso en contacto con Mario Conde para indicarle, que también el Vizcaya estaría dispuesto a participar en la operación.
Toledo tenía la teoría de que, por su edad y por la disposición de los bancos Bilbao Vizcaya y Banesto en el ranking del país, en un futuro no demasiado lejano el liderazgo financiero en España se disputaría entre Mario Conde y él mismo.
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