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¡Sí!

Al chaval -puerta 63, urna 46- le habían citado a las seis en el Manzanares. Le metieron, junto a todos los que iban a ser compañeros supervisores, en el despacho de Gil y éste les dijo: "Chicos, voy a votar que sí-. Y el chaval no entendía nada. El lío que había montado el presidente para no ir al Bernabéu y ahora se rajaba. Gil les aclaró: "Es que vamos a ir con garantías".Ese chaval, el de la puerta 63, urna 46, empezó a ver cómo las papeletas de los socios iban depositándose bajo su presencia. La primera, a las siete, nada más abrirse: las puertas del campo. "Casi todas son sí. Es muy fácil de identificar: en el cuadro de arriba, el no; en el de abajo, el sí". Quienes mostraron interés por realizar un sondeo preguntando a los socios qué habían votado comprobaron que uno de cada cuatro socios decía que no. Y el cálculo es que votaron unos 10.000, o sea, que habría partido de vuelta por 8.000 votos a favor y 9.000 en contra.

Lo de votar hubo quien se io tomó muy en serio -¡Oiga, que mi voto es secreto!- y quien aprovechó la ocasión para explayarse contra Gil. Muchas papeletas contenían un mensaje para el presidente. Así podrá aprovechar la ocasión de lo que piensan algunos socios de él.

El referendum sirvió también de tertulia para antes del partido. En la zona noble, la de la grada y la tribuna de preferencia, se debatía el tema en profundidad: "Lo que vamos a conseguir es ganar el prepartido. Hemos creado el ambiente adecuado para tener un arbitraje imparcial". En la zona de los radicales, la de fondo del Frente Atlético, sólo se repartía una consigna: "¡Hay que ir! Y a la primera guarrada, nos vamos del campo." Y aprovechaba uno para decir: "Y de paso ponemos una bomba en la casablanca".

Empezó el partido y del referendum ya nadie se acordó. Ni siquiera los supervisores. Gil había dicho a los chicos que permaneciesen junto a las urnas hasta que ordenara retirarlas. Eso sería un cuarto después de haber comenzado la segunda parte del encuentro. "Si hombre, aquí voy a estar yo mirando unos papeles mientras el Atleti juega. Va listo. Yo, que tenía que estar de recogepelotas y me han mandado aquí". Y ahí se fueron quedando las urnas solitarias. Al fin y al cabo los supervisores eran voluntarios forzosos. A todos los jugadores de los equipos inferiores del Atlético les habían dicho: "Vosotros, el sábado, a controlar las urnas". A los de: mejor aspecto les eligieron para controlar los votos que emitían los socios de la zona noble. Fueron los que más se aburrieron. Entre los seis que ocuparon los accesos a la grada y tribuna de preferencia no vieron emitir más de 300 votos. Y tardó en caer la prirnera papeleta. A las 9.15 horas, acompañados del servicio de seguridad, los chavales depositaron las urnas en las oficinas del club. La más afortunada se había llenado hasta la mitad. El lunes, el recuento.

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