El recuerdo de Pasionaria en su hija y su nieta
Dolores Ibárruri, Pasionaria, fue la que empezó a llamar a su nieta Lolita porque decía que Dolores era un nombre muy triste. Lolita tiene unos enormes ojos azules, y su hablar sosegado y pausado para nada recuerda la potente voz de su abuela. Para ella, Pasionaria era su abuela. Una abuela con la que ha vivido desde niña, "desde que salí de la maternidad", y de la que recuerda sobre todo que era "una mujer alegre, bondadosa, a la que le encantaban las cosas de la casa, que se confeccionaba su ropa y disfrutaba cocinando para los invitados". "Era fuerte, con gran instinto de supervivencia; nunca se permitió depresiones. Sólo una vez la oí llorar toda la noche: cuando, tras la muerte de Franco, se le negó la entrada a España", recuerda Lolita.Pasionaria volcó en su nieta todas las ilusiones frustradas que no pudo realizar con sus hijos. "Mi abuela tenía complejo de culpabilidad por lo poco que se había podido dedicar a sus hijos, y en mí ha tratado de realizar todas las ilusiones frustradas". Ha hecho estudios en un colegio inglés, ha cursado 10 años de piano en el Conservatorio de Moscú, ha recibido clases de ballet, habla cinco idiomas y es periodista. "Mi abuela siempre decía que tenía que estar muy bien preparada".
Lolita, de 29 años, es la única de los tres nietos de Pasionaria que tiene nacionalidad española y que no milita en un partido comunista. Los tres hermanos, hijos de Amaya y de un militar soviético, nacieron en la Unión Soviética durante el exilio de su abuela y su madre. Sus hermanos, Fiodor y Rubén, de 36 y 33 años, son ciudadanos soviéticos, viven en Moscú y se enteraron de la muerte de su abuela cuando viajaban en avión hacia Madrid. Al igual que Lolita, Rubén, casado con una ciudadana soviética y padre de un niño, recuerda, en primer lugar, a Pasionaria como "una abuela a la que quise mucho, y luego, como un ejemplo de ser humano". "Era una mujer firme en su honestidad", dijo Rubén ayer a este periódico.
Tanto Rubén, que trabaja en el Comité por la Paz en Moscú, como Fiodor, que es traductor en la agencia Tass, son militantes del Partido Comunista de la Unión Soviética. Fiodor, casado también con una ciudadana soviética, va a ser padre por primera vez la semana que viene. "Es la vida que viene y que se va", apunta en ese momento Amaya, la hija de Pasionaria, una mujer de 66 años que se encuentra todavía joven, firme en sus ideas y miembro del Partido Comunista de España.
Cuando habla de su madre, Amaya siempre la llama Dolores. "Dolores era una excepción. Me enseñó a elegir el camino de la lucha por el socialismo; a seguir luchando siempre, a pesar de las dificultades; a no perder nunca la esperanza, porque la lucha por el socialismo es justa". Pasionaria murió sin conocer los cambios políticos en Hungría y la República Democrática Alemana. Su hija dijo ayer que los cambios que están experimentando los países del Este son "muy importantes". "Apoyamos las reformas que se están produciendo en el Este Y les deseamos todo el éxito del mundo. En toda revolución surgen problemas, pero estoy segura de que todo se resolverá".
Ayer, Lolita, mientras velaba el cadáver de su abuela, pudo comprobar que su dolor personal era un sentimiento compartido por los miles de personas que se acercaban a la sede del PCE a rendir su último homenaje a Pasionaria. "Lo comprendo; representa un símbolo de la democracia en España".
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