Actores secundarios

La mayoría de las películas programadas en el espacio Vídeocine por Telemadrid tienen en común el haber sido realizada para la venta en grandes paquetes a las televisiones mundiales. Muchas se pueden catalogar como productos de serie B. Sus argumentos no han sido seleccionados minuciosamente repitiendo esquemas demasiado vistos, ni la producción planificada con suficiente empeño para lograr una buena película. Generalmente están hechas sin pretensiones y dirigidas por artesanos a sueldo, directores de televisión o actores retirados -como Lee Grant en Otoño en nuestras vidas-.Otro factor común más interesante de los telefilmes es el excelente reparto. Generalmente, para llevarlos a cabo se contrata a grandes actores que ya encuentran un papel adeucado en las producciones punteras de Hollywood y se han cobijado en producciones secundarias. Este reparto suele ser lo más atractivo del filme.

Otoño en nuestras vidas es un buen ejemplo de todo esto. Tiene por protagonistas a dos de los mejores artistas secundarios de toda la historia del cine. Ambos se hicieron merecedores de un oscar por sus respectivos trabajos en otras películas. Melvin Douglas fue primera figura al lado de las mejores estrellas de los años treinta y cuarenta y pasó por ser uno de los tipos más elegantes de la pantalla; acrecentó su fama interpretando multitud de sofisticadas comedias y tiene en su haber la participación en películas tan importantes como Capitanes intrépidos (1937) o El candidato (1971). En 1962 obtuvo su oscar como mejor actor secundario por su trabajo en Hud de Martin Ritt. Cuando Melvin Douglas fue relegado a actor secundario abandonó el cine y a partir de los años cincuenta volvió a los escenarios de Broadway. Su aparición en la pantalla grande se hizo cada vez más esporádica pero no por eso menos interesante.

La coprotoganista es Lila Kedrova. Se prodigó en las pantallas mucho menos que Melvin Douglas, a penas interpretó una docena de películas. Tiene en su haber el magnífico papel, que le regaló Hitchkock en Cortina rasgada, encamando a la insignificante polaca que luchaba desesperadamente por salir de Berlín. La interpretación que la hizo acreedora del oscar fue el papel de alcohólica en Zorba, el griego (1964).

Ambos intérpretes son lo mejor de esta película, que cuenta una historia de amor sentimental y entrañable de dos seres que han envejecido juntos. Douglas contaba 79 años y falleció al año siguiente de interpretar esta película pero representa excelentemente a este anciano bondadoso metido en un sinfín problemas.