La avaricia rompe el saco
Hay universos entrañables sólo aptos para cinéfilos, ahí donde no se degustan los manjares en su totalidad si no se lleva una capa de celuloide recubriendo invisible la piel. El tesoro de Sierra Madre posee ese plus de emoción al que únicamente se accede con el conocimiento pleno del mundo hustoniano, con la conciencia clara de que ese sambenito acuñado al cineasta, el que asocia el discurso de sus películas a la filosofía de los perdedores o los fracasados, es, más allá del tópico, una verdad como una catedral.John Huston la rodó en 1947, adaptando fielmente una novela de B. Traven sobre la búsqueda de oro en México, sobre la avaricia cruel, ilimitada, del ser humano, centrando el argumento en tres caracteres -Walter Huston y Humphrey Bogart, geniales, y el más apagado Tim Holt-, explorados hasta sus entrañas por el bisturí del cineasta.
El tesoro de Sierra Madre se emite a las 0
35; Galileo, a las 7.30, las dos por TVE- 1.
El tesoro de Sierra Madre es un filme de vitalidad contagiosa, un tratado sobre la aventura, la aventura como fin más que como medio. Con gran sabiduría, Huston conduce su narración sazonándola de un humor de amargas aristas, ácido y sarcástico. Huston ganó dos oscars por ella, al mejor guión y a la mejor dirección, y su padre, Walter, otro por su memorable interpretación.
Otro filme de interés es Galileo, el segundo largometraje de Liliana Cavani, una rigurosa aproximación al hombre que implantó una física razonada y luchó tenazmente contra las supersticiones y los dogmas religiosos. Nos encontramos ante una Cavaní más cerca, en su simplicidad y diáfana exposición, de los postulados rosselfinianos que de la retórica y los golpes de efecto que con el tiempo ernergerán en su filmografía.
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