Frédéric Mitterrand

Frédéric Mitterrand, sobrino del presidente de la República Francesa, François Mitterrand, es el productor y presentador de uno de los programas que ocupan los primeros puestos de audiencia en la televisión francesa. El pasado fin de semana estuvo en San Sebastián para grabar una entrevista a la actriz argentina conocida como la Reina de la Lágrima, Libertad Lamarque.Ésta es la primera ocasión que Mitterrand realizaba un programa fuera de París, una experiencia interesante en su opinión y que tiene intención de practicar más a menudo. Mitte rrand cuenta con dos progra mas en antena, en A-2. Uno diario, Du côté de chez Fred, y otro mensual, Étoiles. Por este último han pasado personalidades como Farah. Diba, Umberto de Italia, Zita de Habsburgo, Balduino y Fabiola de Bélgica.

Frédéric Mitterrand, nacido en París hace 42 años, se define como un gran amante del cine, pero sin olvidar la pasión que siente por la televisión. Antes de comenzar el programa necesita media hora de concentración. A partir del momento en el que se encienden las luces de las cámaras, Frédéric Mitterrand se convierte en un perfecto comunicador, capaz de absorber la pantalla, a pesar de que nunca dirige su atención a las cámaras que están rodando.

Su amor por el cine se remonta a su niñez, cuando ya entonces era capaz de inventarse historias en las que él era uno de los personajes. En la actualidad, ese ejercicio lo continúa practicando: "Vivo mi vida como una especie de novela".

En raras ocasiones, Mitterrand suele ver películas por televisión, ya que considera que este medio es para mostrar otro tipo de cosas. En la actualidad, según Mitterrand, "la televisión está viviendo un proceso de gran interés para el mundo de la comurricación". Con respecto a la situación del cine francés en el momento actual -en la sección oficial del festival de San Sebastián no participó ninguna película francesa-, Mitterrand cree que hay "una crisis importante de la crítica, que se ha quedado estancada en los análisis de los años sesenta y setenta y que no han sabido remontar". Sin embargo, se niega a pertenecer a ese grupo de franceses que aseguran que el cine francés está acabado. Asimismo cree que la relación con el cine por parte del espectador ha cambiado de manera importante: "La oportunidad de ver películas que se realizan en cualquier parte del mundo te hace ver las cosas de manera distinta".