Los sindicatos brítánicos critican la 'blandura sindical' del Partido Laborista
Los sindicatos británicos (Trades Union Congress, TUC) celebran esta semana su congreso anual en una atmósfera casi desconocida de ausencia de conflictividad interna. El TUC ha resuelto sus pasados desacuerdos y está satisfecho porque, tras haber tocado fondo y perdido millones de afiliados y el aprecio de la calle durante los años anteriores, siente ahora haber recuperado cierto favor popular y encontrado el modo de sobrevivir a la legislación draconiana impuesta por la primer ministro, Margaret Thatcher.No es,que las cuatro leyes que Thatcher ha producíco en su década de Gobierno conservador, encorsetadoras hasta el extremo de la actividad sindical, hayan sido aceptadas por el TUC, sino que por primera vez durante el pasado verano los sindicatos fueron capaces de hacer frente con éxito a las políticas del Gobierno sin salirse por ello del férreo marco laboral que se les impuso.
Durante el verano, los sindicatos pudieron comprobar, además, que de nuevo volvían a contar con el apoyo de los ciudadanos al plantear reclamaciones laborales que no se consideran desorbitadas.
En el congreso, la sesión matinal de ayer estuvo dedicada fundamentalmente a exigir el desmantelamiento de esas leyes que coartan las actividades sindicales. El TUC las repudió, y usó para ello calificativos como injustas y de afrenta a la dignidad y a la libertad humanas. A este respecto, también criticó la "blandura sindical del Partido Laborista" al que acusó de no ir lo suficientemente lejos.
Los reunidos en la ciudad costera de Blackpool pidieron que se acabe con la capacidad que tienen los tribunales de secuestrar los bienes de los sindicatos que no respetan la legislación, a lo que el laborismo no se tia comprometido.
El congreso planteó también otras exigencias, pero no llegó a reclamar el abandono de que se vaya a la huelga sólo previa votacíón secreta y de que los votos también se empleen para elegir a los líderes sindicales.
El antiguo líder de la confederación, Neil Kinnock, que anoche cenó con los dirigentes sindicales, no quiere polemizar con el TUC ni, sobre todo, aparecer dominado por él, de ahí la falta de seguimiento ciego a las demandas de aquéllos en su política sindical.
Prudencia
Por su parte, el responsable laborista de Empleo, Michael Meacher, dice que el partido está de acuerdo con "la eliminación de los elementos más draconianos de la leyes antisindicales conservadoras" y que favorece "leyes más equilibradas sobre conflictos laborales", pero advierte que ello no debe tornarse como un portillo que facilite actividades sindicales como las acontecidas en el invierno del descontento de 1978-79, que al laborismo le costaron su larga agonía fuera del Gobierno.Los sindicatos británicos han sufrido una pérdida con. el thatcherismo uno de cada tres afiliados, hasta llegar a alrededor de 8,5 millones de afiliados con que cuentan actualmente.
Ahora comienzan a recuperar la moral y pretenden combatir la no afiliación mejorando su capacidad negociadora y haciendo campaña en sectores en que crece el empleo, sin que por ello aumente la afiliación. El TUC pretende atraer más a las trabajadoras, un tradicional punto débil, y ha añadido seis mujeres a las nueve que forman el órgano ejecutivo de 53 miembros.
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