Un campeón mundial

Óscar Ruggeri, de 26 años de edad, ha visto cómo su carrera deportiva en los últimos años ha estado condicionada a los problemas económicos de los clubes en los que ha jugado. Dejó el River Plate cuando los clubes argentinos se sumieron en una grave crisis económica y ahora se va del Logroñés porque su traspaso servirá para sanear las mermadas arcas de este equipo.A pesar de ello, Ruggeri ha dejado huella de su valía profesional en todos los clubes por los que ha pasado, desde que a los 16 años acudiera al parvulario del Boca Juniors. Un año más tarde, Rattin, el gran entrenador del primer equipo del Boca, se lo llevó con él. Cuando tenía 21 años, en 1983, fue convocado por primera vez por el seleccionador argentino, Bilardo. Un año antes de ganar el Mundial de Fútbol, en 1985, abandonó el Boca y se enroló en el River Plate, en un gesto interpretado como una traición imperdonable dada la gran rivalidad existente entre ambos equipos.

La reconciliación llegó en el último partido que jugó Argentina. En el descanso, Bilardo le ordenó que parara a Hoeness, un ariete altísimo que era una de las bazas utilizadas por Beckeinbauer. "Al final pude con él, pero acabé sin una manga de la camiseta y con la sensación de haber, ido a la guerra", recuerda.

En estos 10 años, Ruggeri se ha ganado un puesto entre los mejores centrales del mundo.