Cruyff: "No se puede colgar a nadie por perder un partido"

ENVIADO ESPECIALLa expedición del Barcelona viajo a primera hora de la tarde de ayer hacia Berna, donde mañana disputará la final de la Recopa frente al Sampdoria. El entrenador, Johan Cruyff, cónvocó a todos los jugadores disponibles, a excepción de Valverde y Salva. "Yo creo", dijo el extremo" "que esta vez, por lógica, debíamos viajar toda la plantilla". El técnico mostró su confianza en ganar el título, "porque un club grande como el nuestro merece un triunfo de este calibre", aunque posteriormente, y al ser preguntado por lo que significaría una derrota, respondió: "No se puede colgar a nadie por perder un partido, aunque sea una final".

Tanto el entrenador azulgrana como la mayoría de jugadores confian en ganar, porque se sienten superiores al rival. "El Sampdoria es un buen equipo, un adversario que, como italiano que es, me merece mucho respeto", insiste el técnico, "pero no hay que exagerar las cosas, porque no son ni el Milán ni el Inter, es decir, habrá que vigilar principalmente a tres o cuatro jugadores, porque el resto defiende. La clave", matiza, "estará en evitar su contraataque". "Todo se trata de jugar a nuestro nivel", agrega Aloisio, "porque si imponemos nuestro fútbol ganaremos".

Preguntado si no era un riesgo alinear a sólo tres defensas (presumiblemente Aloisio, Alexanco y Urbano o López Rekarte) que no se distinguen por su rapidez frente,a los dos delanteros más rápidos del calcio, Cruyff respondió: "¿Por qué?. Si fuera el Milán sí que tendríamos que estar más atentos a las subidas de los centrocampistas".

Los besos de Núñez

Núñez volvió a hablar de fe y de su famoso crucifijo, que siempre lleva consigo: "Yo tengo fe y el que la tiene puede arriesgar; por eso ahora todo el mundo está contento de que la final de la Copa de Europa se dispute en el Camp Nou".La clara alusión al Real Madrid la completó diciendo que entendería que Ramón Mendoza, presidente madridista, celebre una derrota azulgrana: "Estaría en su perfecto derecho, como brindaron por la derrota del Real Madrid los socios del Barcelona, que siempre han sido modélicos, pero que reaccionan así porque se sienten maltratados".

Para dar más énfasis a su madriditis, el presidente azulgrana explicó que el día que el Real Madrid fue goleado por el Milán él y su esposa se encontraron en el pasillo de su casa cinco veces: "María Luisa no quería ver el partido y se encerró en su habitación; sólo salía cada vez que marcaba el Milán, y nos dábamos un beso".