"Sé que esta tormenta pasará pronto"
Aspar espera enterrar hoy en Jerez la mala suerte que le persigue este año
Jorge Martínez, Aspar, espera enterrar hoy, en las carreras de 80cc Y 125cc del Gran Premio de España de motociclismo, cuarta prueba puntuable para el Mundial de velocidad, la mala suerte que le persigue este año y que se ha centrado principalmente en las dos roturas de máquina sufridas en Japón y Australia, lo que le ha colocado en clara desventaja con respecto a sus máximos rivales en 125cc, el italiano Ezio Gianola (Honda-JJ) y el español Alex Crivillé (JJ-Cobas). Gianola suma 31 puntos y 20 el joven piloto de Seva (Barcelona), mientras que el campeón no tiene ni un solo punto. "Sé que se trata de una tormenta y que pasará muy pronto", sentencia Aspar.
Pregunta. ¿Con qué mentalidad acudió a la primera carrera de Japón?Respuesta. Fui con la intención de luchar a tope, pero consciente de que se trataba del circuito de Honda (Gianola) y que, por tanto, podía valerme un segundo puesto, lugar que hiabiésemos logrado de no romperse la dichosa varilla. Luego, en Australia, tierra de nadie, tenía claro que debía luchar a tope.
Las desgracias que nos sucedieron en Japón fueron para hundir al más pintado. Lo de la carrera fue mala suerte. Eso está claro. Pero en los entrenamientos tuvimos problemas de puesta a punto y de motor. Y la verdad es que es taba hundido. Traté de olvidar el percance rápidamente y llegué a Australia con más ganas que nunca, dispuesto a comérmelo todo. Los tiempos salían con fluidez en los entrenamientos y todo iba perfectamente,. La carrera la tenía ganada cuando se me vino el mundo abajo. Se rompió el pistón y me hundí en la miseria. Cuando apoyé la moto en el muro, quise desapa recer.
P. Aquella imagen fue sobrecogedora. El bicampeón del mundo, con la carrera ganada, se arrima poco a poco al muiro, con la moto parada, y abandona. ¿Qué pasó por su cabeza en aquellos momentos? R. Desde que se paró la moto y la apoyé en la hierba y el muro, hasta que llegué a los boxes, es decir, toda la recta de meta, pensé tantas cosas, tantas. Me hice multitud de preguntas: ¿habrás hecho algo mal, Jorge?, ¿qué tipo de castigo es éste?, ¿qué es lo que está pasando?, ¿quién me envía tantas desgracias juntas? Y pensé: estoy luchando más que nunca, durante el invierno he trabajado más que nunca, me intento superar cada día más... ; ahora que ha pasado todo puedo decirlo: si 10 minutos después,del final de la carrera me dicen "venga, que va a repetirse la carrera", no me hubiese subido a la moto. Es taba hundido, chafado.
La 'mentalización'
P. ¿Jamás pensó que el día que perdiera sería así?
R. Nadie puede ganar todas las carreras. Mentiría si dijese que estoy mentalizado para perder. Mentira. Con 26 años, nadie piensa en perder. Sólo te obsesiona la victoria. Pero una cosa está clara: jamás pensé en perder así. Estos dos percances no entraban en mis cálculos ni en sueños. La gente se preguntará, pero bueno, ¿el año pasado todo tan perfecto y este año tan mal? Pues sí, el factor suerte es priniordial en esto de las motos. Primordial. Además, la perfección del año pasado es casi irrepetible.
P. ¿Tiene la seguridad, la sensación, de que Derbi ha trabajado al máximo este año?
R. Tengo la seguridad plena de que Derbi hizo y hace lo imposible para que nuestras motos sean las mejores. Puede que este año hayamos tenido exceso de confianza. Ese ha podido ser nuestro pequeño pecado. Hubiésemos tenido que repetir la experiencia del pasado año e ir a probar las motos a otros circuitos europeos. Por ejemplo, a algún circuito más rápido que los nuestros, pues son esos trazados los que te permiten comprobar con mayor fiabilidad cómo anda el motor. Derbi trabaja con la mejor tecnología del momento, de eso no hay duda. A veces, las cosas se tuercen sin saber por qué: Miralles, por ejemplo, llevaba en Australia el mismo pistón que yo y, sin embargo, logró acabar.
P. ¿Sigue dándole vueltas al percance de Australia?
R. Fue muy duro, muy duro. Pase del cero al infinito en 10 vueltas, para estrellarme de nuevo en la nada. Cuando iniciamos la carrera, Gianola tenía 20 puntos y yo, cero. Cuando él se cayó, yo iba primero y, por tanto, estábamos empatados a 20 puntos en la cabeza del Mundial. Aunque enseguida me dijeron que Ezio se había reincorporado a la carrera, pensé que podía arañarle unos buenos puntos. Justo en ese momento se rompió la moto y seguí con cero puntos, mientras Gianola sumaba 11 más al terminar quinto. Encima tuvo la suerte de que se cayeron Spaan, Takada y Unemoto, entre otros. Es imposible acumular tanta mala suerte en 10 vueltas.
P. ¿Le inquieta la posibilidad de no poder renovar el título de 125 cc?
R. Lo único que me preocupa, y mucho, ahora es ganar carreras. Ahora no hay que pensar en los títulos, sino en ganar cuantas más carreras mejor, sobre todo con esta puntuación tan injusta que tenemos, en la que para recuperar un abandono tienes que ganar siete grandes premios. El título no está perdido, quedan 200 puntos en juego, pero sólo podremos hacer cálculos si ganamos las próximas cinco carreras.
P. ¿La presencia de Crivillé en la lucha por la victoria puede beneficiarle en su duelo con Gianola?
R. Evidentemente, pues es uno más a conseguir puntos, y yo trataré, lógicamente, de que se los reste al italiano. Además, sería hermoso que la categoría de 125 cc se vaya pareciendo a la de 250 cc o 500 cc, donde hay una lucha cerrada entre cuatro o cinco pilotos.
Solo ante el peligro
P. Hay quien dice que a usted le gusta correr solo, escaparse
R. Eso no es cierto. Si me puedo escapar, me escapo, pero a mí me encantaría que los 5 o 10 primeros estuviésemos separados por décimas de segundos por diversas razones, entre otras porque las carreras serían más bonitas e incluso se valoraría más la victoria. Ese es uno de los motivos por los que quiero dar el salto a dos y medio, porque tengo ganas de luchar contra los mejores. Ganar en 125 cc después de que Gianola se haya parado me aburre. Si no voy rápido no me divierto.
P. ¿Tiene la sensación de atravesar el momento más delicado de su vida deportiva?
R. No sé si el más delicado, pero, evidentemente, sí el más difícil de los últimos años. Me encuentro como si hubiese hecho algo mal. La cabeza se me inunda de dudas, pese a que estoy convencido de que no soy yo el que está fallando. Hemos tenido verdadera mala suerte en las dos primeras carreras y nada más. Estoy muy satisfecho de mi trabajo y sé que se trata de una tormenta que desaparecerá muy pronto.
P. Parece convencido de que esto se arreglará.
R. Convencidísimo. Tengo muy claro dónde estoy y hasta dónde puedo llegar. Cuando las cosas se tuercen, la única solución es insistir en el trabajo, recapacitar, calmarse, no precipitarse y frenarte para no caerte más.
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