"No me gusta mi casa"
Imagínese un barrio sin calefacción en las casas, donde dos de cada tres vecinos tiene miedo a salir a la calle por temor a ser asaltado, familias enteras viviendo hacinadas en 45 metros cuadrados y la droga llamando a la puerta con total impunidad.Esto es el poblado de absorción de La Ventilla, un barrio marginal que surgió de una promoción pública en 1950. Un mundo aparte a cinco escasos minutos de la plaza de Castilla.
A los habitantes de La Ventilla no les gusta su casa. Según un reciente informe del Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima), el 70% de los vecinos piensa que su barrio está profundamente deteriorado, y el 75% afirma que su casa tiene pésimas calidades de construcción.
A la gran mayoría le gustaría vivir en cualquier otro sitio y en mejores condiciones.
Los resultados cambian de cara cuando la pregunta va dirigida a las primeras 135 familias a las que ha llegado el Programa de Barrios en Remodelación. El 70% de los vecinos se muestra muy o bastante satisfecho con su viviendas. El mismo porcentaje opina que su piso es amplio, y sólo el 2% afirma pasar frío en invierno.
Pero el problema de la inseguridad y de la droga no desaparece con el lavado de cara. En ambos casos, el 65% de los vecinos se queja de la falta de vigilancia en las calles.
La Ventilla es, junto a Valdeacederas, la asignatura pendiente más acuciante del programa de realojamientos. Si los retrasos perduran, las flamantes torres de KIO en la plaza de Castilla crecerán a la sombra de la bolsa de infraviviendas más grande que queda en Madrid.
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