El Opus
Durante más de 10 años el Opus Dei español ha adoptado la estrategia de la discreción, mientras recapitulaba su status en la España de la transición y alentaba empresas universales de fortalecimiento de la Iglesia, en clara identidad de visión estratégica con el Papa polaco. Tras una etapa de exhibicionismo político, llena de Lópeces ilustres, se adoptó el procedimiento contrario, de tanto éxito en los años de irresistible ascensión: copar poder sin que se note y, sobre todo, robustecer el poder de que ya dispone en el aparato eclesiástico nacional y universal.Las investigaciones sobre la penetración del Opus Dei en los mecanismos de poder internacional se nos escapan y requerirían un trabajo sobre la penetración sectaria comparada, a realizar entre especialistas de distintas nacionalidades. No veo por qué sabemos más de la secta Moon o de cualquier otra sociedad de socorros mutuos parecida y tengamos que dar al Opus Dei un estatuto diferenciado. Pero, mientras se ponen de acuerdo plataformas internacionales de renovación del saber sobre tan enigmática e interesante secta, bueno sería que entre nosotros tratáramos de actualizar nuestro conocimiento sobre el Opus indígena. Nos habíamos quedado en la L, pero me consta que ahora ya podríamos llegar a la S e incluso a la T y a la V.
No se trata de una cacería hostil, sino de satisfacer simplemente el derecho a la curiosidad democrática sobre un poder en penumbra que suele ser muy influyente sobre nosotros. Así como tenemos derecho a saber de qué mal hemos de morir, también deberíamos saber quiénes son nuestros ángel
de la guarda y bajo qué disfraces se esconden. Antes iban por la vida de catedráticos, banqueros, políticos del régimen franquista y creadores de holdings mágicos. Supongo que a muchos catedráticos, banqueros, políticos, magos económicos, si se sacaran la chaqueta en público, se les verían las alas y sabríamos a, qué atenemos. Pero, como conocemos el natural humilde y ocultista de esta legión angélica, creo que no va a haber más remedio que convertirlos otra vez en materia de investigación. Científica, naturalmente.
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