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Albaneses y serbíos de Kosovo devuelven carnés del partido comunista yugoslavo

Albaneses y serbios han comenzado a devolver masivamente sus carnés del partido comunista (LCY) en la provincia yugoslava de Kosovo en acciones paralelas que, aunque por motivos; distintos, pueden dejar a Yugoslavia sin estructura política en esta conflictiva región. El secretario de la presidencia de la alianza socialista en Kosovo, Buda Vujisic, confirmó ayer numerosas salidas del partido de miembros de las dos etnias enfrentadas. Mientras, la tensión se mantiene en Pristina, la capital de Kosovo.

En la ciudad, la presencia militar es masiva, hay vuelos rasantes de aviones y columnas de carros de combate, menos de dos semanas antes del 15 de marzo, día en que el Parlamento de Kosovo debatirá la reforma de la Constitución serbia, que supondría considerables recortes a la autonomía de la provincia de mayoría albanesa. Se multiplican los indicios de que este día puede ser clave para el futuro de Kosovo, y de Yugoslavia. Los albaneses en el partido debaten la salida de todos sus miembros, en protesta por la política de la dirección general de imponer medidas militares y policiales en Kosovo y en solidaridad con Azim Vlasi y otros miembros del partido detenidos el jueves en una amplia operación policial. Vujisic confirmó que Vladi se halla en prisión y que muchas personas están siendo interrogadas.

Los serbios en Kosovo han comenzado también a devolver sus carnés. Todo parece indicar que para despojar al partido de su representación y dejar ésta plenamente en manos de la república serbia. De quedar el, partido, diezmado o compuesto sólo por una etnia, la representación del Estado yugoslavo en Kosovo quedaría en manos de la policía y el Ejército.

Ayer continuaron los vuelos militares intimidatorios sobre las principales ciudades de Kosovo. En la universidad, donde también se han practicado detenciones, entre ellas las del director del centro cultural, se mantenía ayer una intensa calma, con la numerosa presencia de policías de paisano.

Algunos grupos de estudiantes radicalizados por la detención de Vlasi anunciaban su resistencia a la reforma de la Constitución serbia, que se debatirá el citado 15 de marzo. Ninguno se atrevía a vaticinar qué tipo de acciones podría emprender la mayoría albanesa en Kosovo contra esta reforma ,que, según consideran, los despoja de las garantías que les daba la Constitución federal de 1974.

"Cuanto más aguantamos, más nos aprieta Milosevic" [el líder serbio]. "Sólo quiere un instrumento para machacarnos", decía ayer junto al campus Rachman, un estudiante de Historia. "Si se hace con el poder, acabará con Yugoslavia", señalaba Ibrahim, un amigo de la facultad de Historia. "Si en Yugoslavia no podemos vivir libremente como albaneses, lo tendremos que intentar algún día con Albania". El presidente de la Unión de Escritores Albaneses, Ibrahini Regula, afirmó ayer que el giro de los acontecimientos con las detenciones habidas es "una locura". La situación será desastrosa tanto si se aprueba, como si se rechaza la reforma constitucional.

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Tomislav, un profesor serbio de Pristina, tiene una opinión opuesta. Dice que Milosevic se muestra ahora duro para hacer frente a "la amenaza islámica", cuya punta de lanza hacia Europa serían los albaneses. Dice que los albaneses "son salvajes" y quieren una gran Albania cuyo centro no esté en Tirana sino en Kosovo.

Los serbios yugoslavos, fervorosos admiradores todos del nuevo líder carismático y populista Milosevic, creen en las tesis de Tomislav. Los demás pueblos yugoslavos, sin embargo, están seguros de que la vía emprendida por Milosevic sólo tiene dos posibles resultados: uno, la disolución de Yugoslavia como Estado; la segunda, un Estado policial hegemónico serbio.

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