La insólita aventurera
Inquietante, divertido y muy cinematográfico el perfil de esta Catalina de Erauso, mujer vasca del siglo XVI que escapó del convento cuando de joven era novicia para saltar, de polizón y ataviada de hombre, a América, donde, siguiendo con el nuevo sexo, devino espadachín de primera categoría, alférez, aventurero sin par y amante de las más bellas mujeres.Para llevar a buen puerto esta historia de acción era necesario o ser Bresson y con cuatro planos de espada en ristre y pierna fija dar la época y la trama, o contar con gran presupuesto, mucha figuración para las batallas y localizaciones reales -los Andes, por ejemplo, donde tiene lugar gran parte de la aventura-.
El singular cineasta Javier Aguirre, prendido desde muchos años antes de la insólita historia de esta mujer, la rodó hace un par con escasos medios, el recurso de una voz en off que suple ausencias y un tono de comedia eficaz, siguiendo la tradición, por poner ejemplos de nuestros días, de Tootsie o Yentl por lo que se refiere a situaciones jocosas y comprometidas y equívocos sexuales.
El mayor esfuerzo de la película, sin embargo, recae en Esperanza Roy -con dos notables Aguirre en su pasado, Carne apaleada y Vida perra-, quien para La monja alférez tuvo que adiestrarse en las artes de esgrima y equitación y andar como un caballero del siglo XVI. Salió del empeño decorosamente, aunque el filme, en fin, es pobre y exento del brío necesario en las aventuras de tan gallardo personaje.
La monja alférez se emite hoy a las 22.15 por TVE-2.
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