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Yvette Roudy

Hay poco sitio allá arriba para las mujeres

Miguel Ángel Villena

"El poder es violento siempre, aunque lo ejerza una mujer, porque la competencia es feroz y hay poco sitio allá arriba. De todos modos, las mujeres hemos de pugnar para conseguir el 50% del poder, y sufrimos la desventaja de que no estamos preparadas para esa lucha. La única aventura que se nos permite es el amor". Yvette Roudy, de 59 años, periodista, ex ministra francesa de los Derechos de la Mujer, impulsora de seis leyes entre 1981 y 1986, dice que el eje de su política ha sido y es la discriminación positiva.

Esta señora de hablar pausado y dulce y discurso riguroso y profundo afirma que los obstáculos culturales son el principal impedimento para que las mujeres ocupen puestos de responsabilidad. "Los valores que nos siguen inculcando", comenta Roudy, "son aquellos de la dulzura, la bondad, la familia, y en modo alguno los de la audacia o el desafío al peligro. Las mujeres comenzamos a acceder a jerarquías intermedias, pero el cuidado de la familia y la mentalidad conservadora impiden que lleguemos a más puestos de decisión".Yvette Roudy, que acaba de participar en Valencia en unas jornadas hispano-francesas organizadas por mujeres juristas, es tajante al manifestar: "Las leyes no son suficientes para cambiar las cosas y las mentalidades, pero son necesarias". Según Roudy, su trayectoria como ministra y legisladora ofrece unos resultados desiguales. Algunas leyes, como la que incluía las operaciones de interrupción del embarazo en la Seguridad Social, han logrado "elevar la dignidad y la justicia y, además, reducir el número de abortos que se practican en Francia".

Por el contrario, otras leyes, como la de igualdad profesional, no han hallado el suficiente apoyo social y se han quedado en las buenas intenciones. "Esa ley", subraya Roudy, "resulta inaplicable si no cuenta con el respaldo de los empresarios, de los sindicatos y de las organizaciones de mujeres".

Militante desde su juventud del Partido Socialista francés, ha desfilado por diversos cargos políticos y públicos. Ha ejercido el periodismo, ha publicado libros sobre temas de la mujer y, en la actualidad, es diputada en la Asamblea Nacional francesa. Su empeño por la defensa de los derechos de la mujer le ha obligado a padecer intensas campañas en su contra por parte de la derecha y de los sectores más reaccionarios de la sociedad francesa. Roudy lamenta de modo especial que no prosperara una ley que pretendía prohibir la utilización pornográfica y humillante del cuerpo y de la imagen de la mujer.

"El erotismo", dice Roudy, "concebido como el amor o la relación entre personas sin violencia y sin desprecio para la mujer, me parece algo maravilloso, pero lo condenable es la degradación pornográfica. No existe la libertad cuando hay degradación y violencia. Desgraciadamente, no erradicamos la violencia ni las torturas sexuales, no podemos acabar con el fascismo de lo privado". Para subrayar su opinión, Roudy añade que siempre se descubre literatura o cine pornográfico en los domicilios de los violadores.

Cuando repasa las realizaciones del ministerio que dirigió y que desapareció con la victoria de la derecha, Roudy defiende su utilidad. "Cuando los problemas existen, hay que contar con instrumentos para resolverlos. Desde ese punto de vista, es útil un ministerio".

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