La policía crea un bote de humo "menos peligroso" que se desintegra en el aire
Las muertes de la estudiante Mari Luz Nájera, alcanzada por un bote de humo durante la semana trágica de enero de 1977, o del trabajador de Reinosa Gonzalo Ruiz, quien, 10 años después, pereció asfixiado en un garaje, han reflejado el peligro de ese tipo de sistemas usados para dispersar a los manifestantes. La División de Gestión Técnica de la Policía asegura ahora que ha inventado "el mejor bote antidisturbios del mundo", que "elimina el riesgo de causar daños a los manifestantes" porque se desintegra en el aire. El artefacto está ya en fase de fabricación en serie, y pronto sustituirá al que se venía utilizando.
Los botes que se empleaban hasta ahora eran metálicos, se activaban tras ser lanzados mediante fusil y desarrollaban una trayectoria curva. Al quedar en reposo, desprendían gases que provocaban la huida de las personas a quienes se pretendía dispersar. El viejo artilugio, sin embargo, llevaba gran cantidad de energía cinética, emitía gases lacrimógenos en un solo punto y producía unas llamas que constituían un evidente peligro para los manifestantes. Además, algunos los lanzaban de nuevo contra los agentes.Luis Luengo, responsable de la División de Gestión Técnica de la Policía, fue quien se empeñó en crear este nuevo artefacto: "Vi por televisión las imágenes de la manifestación estudiantil en la que intervino Juan Manteca, el Cojo [febrero de 1987]. Cuando le vi arrojar a los policías un bote de humo que estaba en el suelo, pensé que había que inventar algo para que esto no volviera a suceder".
El bote que ha desarrollado la policía, en colaboración con una empresa privada, tiene forma de supositorio, está fabricado en plástico y pesa poco más de 100 gramos. Es fragmentable en el aire: revienta antes de caer al suelo, "con lo que se elimina el riesgo del impacto directo".
Este moderno elemento antidisturbios carece de aristas y de material explosivo para lograr su iniciación, además de que no produce llamas ni residuos de los productos empleados para su emisión. Puede ser lanzado a mano o con la escopeta con que se va a dotar en breve al Cuerpo de Policía.
Los autores del invento se muestran muy satisfechos de su trabajo, debido a que la fabricación de este artefacto cuesta lo mismo que el antiguo -88 pesetas por unidad- y también porque "triplica la zona neutralizable": los gases se expanden en un perímetro más amplio.
La Dirección General de la Policía ha encargado a la empresa fabricante 20.000 supositorios de humo y otros tantos lacrimógenos, mientras que la Ertzaina ha solicitado ya 50.000 unidades.
"Estoy seguro de que este bote es el mejor del mundo", dice Luengo, "y no tengo la menor duda de que, en cuanto se enteren otras policías, al fabricante le van a llover los pedidos". El gas que se utilizará para disolver manifestaciones irrita las mucosas nasales y produce un agudo picor en la garganta. Fuentes policiales aseguran que no entraña ningún otro riesgo para la salud.
No obstante, el recipiente del gas muestra la siguiente inscripción: "No utilizar el sitios cerrados".
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