El Barcelona sigue mostrando muchas lagunas
La tradición catastrofista del Barcelona se apoya en dos causas: el Real Madrid y las lesiones, enfermedades y otras malas hierbas. Resulta que todo iba como la seda. Resulta que el resultado de los cuatro primeros partidos oficiales (Español, Fram, Elche y Valencia) era satisfactorio. Pero llegó ese fatídico e inútil encuentro de la Supercopa contra el Madrid y las cosas empezaron a torcerse. Además, Julio Alberto se rompió los ligamentos. Y Cruyff empezó a pasar revista: ¿cómo es posible que Valverde, Bakero, Miguel y Julio ya hayan pasado por el quirófano y que Lineker tuviera que esperar hasta ayer para reaparecer después de la hepatitis que contrajo en la Eurocopa?Y, claro, los problemas empiezan a agolparse ante el holandés. Los seguidores azulgrana empiezan a estar hartos de oir hablar de exámenes y de calibrar posibilidades. Los seguidores quieren tener certezas y garantías de que su visa oro no ha sido malgastada. Pero no son los únicos que tienen dudas. Cruyff, también. Ayer dejó en la grada a Carrasco, hasta ahora titular. Hizo jugar a Bakero de extremo derecho cuando en el Bernabéu ocupó la demarcación habitual de Roberto en el centro del campo. Colocó a López Rekarte de lateral izquierdo y a Urbano de derecho, mientras que Soler navegaba en el centro del campo. Cambió al jugador que más ha venido alabando hasta ahora, Julio Salinas. Y no supo qué hacer para tapar el evidente agujero de la zona izquierda de su defensa.
Osasuna jugó a verlas venir. Se arriesgó a que Milla y Alexanco, a los que intentaba detener Bustingorri, le amargaran la existencia. Intentó lanzar en largo desde su defensa para que Pizo o Robinson sorprendieran por velocidad. Impuso marcajes especiales a Roberto (Rípodas), Beguiristáin (Castafieda) y Bakero (De Luis).
En la primera media hora el Barcelona dominó ligeramente. Osasuna contraatacó, pero sin encontrar el agujero... hasta que llegó una primorosa jugada de Ibáñez, en combinación con el rapidísimo Pizo. Fue en el minuto 31.
Sólo una reacción o un hundimiento de Osasuna podían salvar al Barcelona. La reacción se produjo. En los 20 primeros minutos de la reanudación el dominio territorial del equipo de Cruyff se acentuó, pero apenas se convirtió en oportunidades de gol. El atosigamiento de la defensa osasunista fue aprovechado a la salida de un saque de esquina, en una jugada en que Roberto fue decisivo, puesto que atrajo a varios defensores y peinó el centro de Beguiristáin lo suficiente para despistar y descolocar a todos menos a Bakero, que acertó a meter la rodilla para enviar el balón a la red.
Valencia, 3; Murcia, 0
El Valencia se impuso al Murcia por 3-0, tantos de Subirats, a los 9 minutos; Flores, a los 16, y Eloy, a los 28. Cordero estrelló en un poste un penalti a favor del Murcia en el minuto 56. El cuadro visitante, flojo en la defensa, dio facilidades.
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