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Consejos médicos y un masajista portugués

Enrique Ibáñez es el jefe de los servicios médicos del Atlético de Madrid, tiene 51 años, de los que 25 se los ha pasado en el club rojiblanco, y él y sus cuatro hijos son socios atléticos. Sus críticos afirman que en la última época con el fallecido Vicente Calderón se había convertido en uno de los poderes fácticos del club, más allá de sus competencias médicas. Con Jesús Gil las cosas han cambiado: nadie ha seguido los consejos del doctor.Cuando los jugadores del Atlético salten al campo del Logroñés el próximo sábado para iniciar la Liga lo harán ya con 10 durísimos partidos en sus piernas. Y Gímnástica Segoviana aparte, se han enfrentado entre otros, al Liverpool -campeón inglés-, PSV Eindhoven -doble campeón de Holanda y vencedor de la Copa de Europa-, Werder Bremen -campeón de la RFA-, Vasco da Gama brasileño y dos veces con el Peñarol uruguayo. Todo ello aderezado con cómodos viajes como el realizado a Atenas para disputar un torneo contra el AEK, Peñarol y Ajax. El equipo salió de Madrid a las 15.30, llegó al aeropuerto ateniense a las 19.15 y una hora después, y sin poder pasarse por el hotel, ya estaba jugando contra los griegos. Algún bromista ya ha comentado en el vestuario que sólo faltó que les tirasen en paracaídas para llegar a tiempo a la hora del partido.

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Cuando el doctor Ibáñez tuvo conocimiento del plan de preparación casi se le cae el fonendoscopio del cuello. Y echó mano de la medicina preventiva: que si entre partido y partido conviene relajar la tensión mental y descansar el músculo, que si se iban a producir sobrecargas y rigideces musculares, que era una locura... Ibáñez ha trabajado a destajo durante el mes de agosto. La plantilla ha sufrido más sobrecargas y rigideces musculares que en la peor época del argentino Menotti porque el péndulo ha girado hacia el otro lado: de entrenarse con pachanguitas diarias a la durísima pretemporada actual. Y la estrella, el portugués Paulo Futre, ha sido uno de los jugadores que más problemas ha sufrido, por la sencilla razón de que su fútbol, de continuos regates en corto y en velocidad, sobrecarga notablemente los abductores.

El doctor Ibáñez y Jesús Gil dialogaron ayer para zanjar sus problemas de competencias. Ibáñez está considerado como uno de los mayores expertos en medicina deportiva y ha montado en estos 25 años una eficaz infraestructura médica para el Atlético. Gil le reactualizó incluso su contrato cuando accedió a la presidencia, aunque algunos sectores censuraban sus percepciones económicas, sin recordar que cheques particulares del jefe médico han servido para pagar deudas del club. Según el listado del IRPF de 1986 del Atlético, Ibáñez cobró 12.822.206 pesetas, distribuidas así: 2.500.000, de ficha; 5.517.000, de primas; 2.245.094, de salarios; 2.366.312, en el capítulo de otros, y 193.800, de dietas.

"200 diplomas"

El doctor Ibáñez viaja hoy a Finlandia para estar presente en la operación que un médico de ese país le va a realizar a Goikoetxea, que se ha puesto nervioso en la recuperación de su tendón de aquiles dañado. Y mientras, Paulo Futre, el ojito derecho de Gil, ha conseguido colocar en el vestuario a un masajista. El nuevo experto en masajes musculares, "una lumbrera, con 200 diplornas", según Gil, se llama Helder José Garrocha Martin. Y es portugués.

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