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GOLF

Fracaso de Ballesteros en la PGA

Severiano Ballesteros fracasó ayer, en la segunda jornada del torneo de la PGA que se celebra en Edmond (EE UU), al sumar en el recorrido 146 golpes, es decir cuatro sobre par, a falta de un hoyo. A la hora del cierre de esta edición peligraba su continuidad en el torneo, ya que se preveía que sólo podrían continuar en competición los jugadores con dos o tres sobre par. Los estadounidenses Paul Azinger y Jay Overton se habían erigido, hasta entonces, como las revelaciones, con nueve y ocho bajo par, respectivamente.

Uno de los días más amargos en la historia deportiva de Ballesteros comenzó en el hoyo 13. Hasta entonces se defendía bien con el par del campo, que si bien le alejaba de las primeras posiciones le permitía afrontar las dos últimas jornadas, las decisivas, con esperanzas. Pero llegó ese hoyo y cuando realizó la aproximación hacia el green la bola dio un bote extrañísimo y se cayó a un barranco. Intentó sacarla en posición desesperada -tenía un muro de piedra a dos metros de él- y perdió en la jugada a una sola carta. La bola pegó en el muro y fue más lejos aún, sepultada por la alta hierba. Ballesteros expresó su desconsolación con una patada al aire. No sólo había perdido casi toda posibilidad de triunfo, sino que ahora se enfrentaba a la posible eliminación. Entró al hoyo 13 con el par del campo y salió con tres sobre par.En el hoyo 15, Ballesteros se fue a cuatro sobre par. Cuando le faltaba un hoyo, tras no haber podido mejorar su situación, se encontraba, presumiblemente, por detrás del corte. Lo previsto es que sólo continuaran en competición los jugadores que tuvieran dos sobre par, o a lo sumo tres.

El Oak Tree Golf Club pasa por ser un escenario muy difícil para lograr buenos resultados. Lo más temible de él es el viento, que suele soplar con mucha fuerza. Hasta ahora, sin embargo, se ha mantenido en calma. Este detalle y el no menos importante de que los greens están blandos debido a que se riegan entre partido y partido han contribuido a la presentación de muy buenas tarjetas. La excepción la protagonizó ayer Ballesteros y, paradójicamente, el norteamericano Jack Nicklaus, El Oso Dorado. Ambos vivieron ayer unas experiencias muy desagradables, porque Nicklaus no pudo escaparse tampoco de la desgracia cuando en el hoyo 16, de par 5, extravió la pelota y terminó regañado con su putter para totalizar un cuádruple bogey, algo inusitado en El Golfista del Siglo. De tal desgracia, acumuló 151 golpes lo que, virtualmente, le eliminaba.

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