_
_
_
_

Contraste de estilos

Eduardo Herrera y Ángel María Villar intercambiaron la cara y la cruz de la moneda durante las tres horas y media electorales. Sus actitudes fueron radicalmente opuestas. Herrera, traje claro, sonrisa abierta, pretendía asumir el papel del presunto triuni`ador y, extravertido, hacía rebotar de esquina a esquina su optimismo. Villar, vestimenta oscura, cerrada seriedad, parecía sentirse identificado con el del supuesto derrotado e, introvertido, se quedaba en silencio con su preocupación. Herrera quemaba los nervios de la incertidumbre con un movimiento continuo. Villar los aguaba en su quietud permanente. Al cabo, 34 votos marcaron la diferencia a favor del presidente de la federación vizcaína. "Ha merecido la pena", dijo. "El fútbol no se ha dividido", afirmó su colega de la andaluza, que interrumpió el recuento de las papeletas para felicitar al ganador cuando todo estaba decidido.Villar se sentó en la primera fila. A su derecha tenía a Adolfo Gil de la Serna; a su izquierda, a Josep Lluís Núñez. Dos ex vicepresidentes federativos le protegían, pues, los costados, mientras que, enfrente, la urna centraba de modo obsesivo su atención. Herrera lo hizo mucho más atrás, en la 15ª. A su izquierda estaba uno de sus coligados, Pedro Hernández Escorial; detrás, el otro, Pedro de Felipe, y a la derecha, la posibilidad de escapar de la tensión pasillo arriba, pasillo abajo.

Más información
Tenacidad

Cada uno había hecho de madrugada sus cálculos de almohada. Y, en apariencia, las cuentas le cuadraban mejor a Herrera, ya que, según Hernández Escorial, su candidatura tenía asegurados 207 votos, lo que, tratándose como se trataba de una elección por mayoría simple, significaba la victoria. Quizá por eso Herrera se repantigaba a gusto en su silla y ensanchaba su ya de por sí ancha humanidad o la paseaba de diestro a siniestro como quien pasea el carisma del vencedor. Villar no debía de tenerlas todas consigo o, aunque las tuviera, prefería mantenerse en su sitio, sin exhibirlas, y no perderse detalle alguno del proceso.

Pero la imagen triunfalista de Herrera empezó a desfigurarse cuando no resistió el escrutinio a viva voz y optó por aislarse en una sala contigua y amortiguar su martilleo con los minúsculos auriculares de un radio-transistor en los oídos. A unos veinte metros de distancia, un locutor susurraba al micrófono los vaivenes del recuento. Así, no le llegaban en directo, sino a través de las ondas. Vivía la misma emoción, pero filtrada: 1-0, para él; 2-1; Villar se va; iguales a 48; 58-57; Villar se va, se va..., se fue. Cuando su rival rebasó los 200, Herrera desconectó sin más. Con 179-209, no se contuvo y felicitó a Villar, que se levantó para abrazar a su oponente.

Pero Herrera ya no quiere serlo: "Estoy desilusionado, no decepcionado. Esta derrota me ha dolido menos que la del voto de censura a José Luis Roca. Villar es trabajador y honrado. Dispone de mi colaboración". Y Villar, al fin, sonrió: "Esto es lo que más me ha emocionado desde que logré la titularidad en el Athlétic". Incluso se atrevió a bromear: "Espero no dar pases hacia atrás como entonces, sino hacia adelante".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_