Pino: "Quiero estar en el podio de París"
El corredor del BH no aparece en las listas de favoritos de la ronda francesa
Ocho años después de que decidiera cambiar su trabajo en un taller de automóviles por el ciclismo, Álvaro Pino ha perdido, por fin, el pudor de hacer público su sueño de subir al podio en el Tour de Francia, que empieza mañana. La prensa internacional no lo sitúa entre los favoritos, lo que no deja de ser una motivación suplementaria para este gallego que, junto a Pedro Delgado, es la mejor baza de los seis equipos españoles que participan en la prueba. Pino parece recuperado de las últimas lesiones que ha padecido y que han afectado a su rodilla derecha, operada ya en dos ocasiones.
Pregunta. Su trayectoria y resultados no han sido excesivamente reconocidos a nivel intemacional. ¿Con qué ambición afronta el Tour de Francia?.
Respuesta. Sé y me molesta que a nivel internacional no se me reconoce todo lo que he hecho hasta ahora. Voy a intentar demostrar que es una equivocación que no cuenten conmigo aunque, en cierta manera, prefiero no salir de favorito. Pero si estoy bien y me acompaña la suerte puedo hacer un buen Tour.
P. ¿Cuáles son sus aspiraciones reales? ¿Se imagina con el jersei amarillo, el próximo día 24 de julio, en París?.
R. Ganar entra dentro de mis posibilidades. Pero soy realista, sé que es muy difícil, pero también lo era ganar la Vuelta a España hace dos años. No estoy entre los dos o tres que parten como favoritos para ganar, pero no firmo ni un quinto ni un tercer lugar, aunque luego, tal vez, tenga que conformarme con el vigésimo puesto. Pero hago mis cálculos y, por supuesto, que me planteo aspirar al máximo. De lo que no cabe duda es de que quiero estar en el podio de París.
P. Tras una temporada plagada de caídas y lesiones, ¿cuál es su momento de forma para garantizar un buen rendimiento en las tres semanas de competición y los 3.300 kms de esta edición del Tour?
R. Me falta un poco de rodaje porque, tras la Vuelta a España, he corrido poco. Mi preparación estaba basada en la Vuelta a Suiza pero no pude intervenir en ella porque se me reprodujo una lesión en la rodilla derecha y casi no podía caminar. Después corrí la Vuelta a los Valles Mineros y el Campeonato de España y lo cierto es que he respondido mejor de lo que pensaba porque creía que me faltaría fondo para responder bien en estas pruebas.
P. Cuatro llegadas en alta montaña y 130 kms de contrareloj. ¿Dónde opina que puede decidirse la ronda francesa?
R. Se decidirá en la alta montaña. El hecho de que las Regadas en puertos de montaña sean tan seguidas [Alpes y Pirineos se suceden prácticamente sin interrupción] hará que no haya tiempo para recuperarse de los esfuerzos anteriores y que las diferencias sean definitivas. Siempre que hay varias etapas de montaña seguidas se acumula el cansancio y los grandes corredores, ayudados por buenos equipos, pueden decidir la prueba.
P. ¿El hecho de que el equipo BH se adjudicara la contrareloj por equipos de la Vuelta a España en un recorrido sobre 35 kms puede ser una referencia válida para la etapa de esta misma modalidad que se disputa en Francia sobre 45 kms, y en la que en no pocas ocasiones han quedado enterradas las posibilidades de los ciclistas españoles?
R. No creo que se pueda compararse aquella contrareloj por equipos con la que disputaremos en el Tour, porque la participación en ambas pruebas es muy diferente y también será distinta la forma de afrontarlas. Pienso que el tiempo que perdamos en ella no será como para descartarnos de los mejores puestos en la clasificación general, ni mucho menos.
P. En casi todos los pronósticos aparecen como mínimo una decena de nombres entre los máximos favoritos. ¿Usted se atreve a hacer más estrecho el círculo de candidatos?
R. Personalmente, tengo tres nombres en la cabeza: Bernard, Zimmermann y Delgado. Perico fue el vencedor moral de la última edición, se ha estado preparando especialmente para esta prueba, es más escalador que yo y suele correr a la contra. Puede ganar, por supuesto. Pienso que Hampsten, a la larga, pagará el desgaste que le ha supuesto su victoria en el Giro. Ese esfuerzo sólo lo resisten los grandes campeones. En cuanto a Kelly, no creo que pueda resistir la alta montaña del Tour.
P. ¿Veo que no hace referencia a los colombianos y tampoco a Laurent Fignon?
R. Fignon es una gran incógnita. Tal vez esta temporada esté más centrado, pero por lo poco que he corrido con él en la París-Niza y en el Criterium Internacional, he comprobado que sigue fallando mucho en la contrareloj y en la alta montaña. No es el mismo que ganó aquellos dos Tours de forma consecutiva. En cuanto a los colombianos, pienso que Herrera puede volvemos locos en la montaña, pero le falta regularidad para poder ganar. A Parra le sucede todo lo contrario, es más regular pero no destaca lo suficiente en una faceta.
P. La ausencia del irlandés Stephen Roche, que el año pasado acaparó el triunfo en las pruebas más prestigiosas como el Tour, el Giro y el Campeonato del Mundo, ¿modifica de forma sustancial las perspectivas?
R. Roche realizó una temporada inmejorable pero ahora es diferente a las épocas en que Hinault y Merckx dominaban de forma absoluta. Ahora, nadie lleva la batuta y Roche corre a la contra. Él hubiera sido uno de los grandes candidatos al triunfo pero la estrategia de la carrera no hubiera variado y lo mismo puedo decir respecto al norteamericano Greg Lemond.
P. Hasta ahora ha participado en dos ediciones del Tour. ¿Cual es el balance de sus actuaciones y cuáles son las diferencias entre ellas y la que ahora se dispone a empezar?
R. En 1985 participé por primera vez. Era importante darse a conocer y pienso que lo hice porque fui segundo en una etapa y acabé en decimonovena posición. En 1986 me sucedió lo mismo que le puede ocurrir ahora a Hampsten. Había ganado la Vuelta a España y había sido líder durante 11 días y, por si fuera poco, cometí el error de prepararme disputando la Vuelta a Colombia. Total, que llegué al Tour con un principio de anemia y con las secuelas del desgaste que había sufrido en la Vuelta. Todo y así fui octavo en la clasificación general.
Conflictos
P. En esta ocasión puede suceder todo lo contrario...
R. Este año llego con más reservas. En la Vuelta a España quedé descartado pronto para el triunfo final y pude disputarla sin la presión de 1986. Hay que tener en cuenta que tengo un motor más bien pequeño. Debo regularme porque no me sobran las fuerzas.
P. A lo largo de la temporada ha protagonizado algunos episodios en los que ha rozado la vehemencia, tras alguno de esos, piques que resultan inevitables con otros compañeros o después de sentirse defraudado por la organización de la Vuelta a España, ¿no denota eso que tal vez se responsabilice en exceso, que busque una perfección que resulta utópica?
R. La responsabilidad no me pesa en absoluto. Reconozco que a veces soy impulsivo y que en un momento dado pueden traicionarme los nervios. Pero si no fuera así, no sería Álvaro Pino. Ese genio forma parte de mi carácter. Si alguna vez he tenido algún roce con un compañero luego no se me han caído los anillos y he ido a disculparme. Se ha de tener en cuenta que no soy un ciclista e mucha clase. Todo lo que he conseguido ha sido gracias a mi trabajo y a mi tesón. Sin ese genio, por el que me guío en muchas ocasiones durante una carrera, no hubiera llegado a ser alguien en el ciclismo.
P. Una vez que ha podido reflexionar sobre las diferencias entre la organización de la Vuelta a España y del Giro de Italia, ¿mantiene su criterio de que, si de usted dependiera, la próxima temporada correría la prueba italiana en detrimento de la española?
R.Sigo creyendo que si vuelven a organizar una Vuelta tan suave como la de este año, sería mejor ir al Giro. La Vuelta ha perdido muchos enteros al suavizar su recorrido, por mucho que digan y muchas vueltas que quieran darle. El Giro, además de tener más montaña, se disputó con muchas inclemencias climatológicas y eso todavía lo hizo más duro. El ciclismo, para ser bonito, tiene que ser duro.
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