Encierros infantiles
Las autoridades locales han suspendido los encierros infantiles que, con motivo del ferial taurino, se desarrollaban en Pamplona durante las fiestas de San Fermín.Aplaudimos esta sabia decisión, pues el corredor de toros, para jugarse la vida por ancestrales gestos paganos, tendrá, por lo menos, que haber entrado en la mayoría de edad. Estimamos que los ritos y los mitos de la muerte degradan la sensibilidad del niño y que debemos propagar la cultura de la vida, pues el que muere por la nada de la nada es que no acertó a vivir del todo.
Se interpreta al niño como una miniatura del hombre, y esto no es cierto, pues el niño es un jugoso mundo interior en formación. El niño no debe tener libre acceso a la muerte, ya que no comprende el sentido trágico de la vida, máxime si ésta se reduce a extraños parámetros de riesgo por diversión. Ya llegará un momento en que ese niño deje de serlo, y, si entonces quiere correr toros, que lo haga bajo su propia responsabilidad, pero nunca bajo la responsabilidad irresponsable de sus mayores. Constituiría un retablo valleinclanesco el que un niño sucumbiera bajo el culto de Minotauro, ante la mirada atónita de los nuestros y de los que, por amor y simpatía, se hacen nuestros en la festividad de San Fermín.
En la corrida organizada la víctima es el toro. Pero en el encierro la víctima es el hombre, y no un solo hombre, sino muchísimos hombres a la vez. Cientos de hombres se hallan a merced del toro, y la tragedia puede surgir en cualquier recodo de la frenética carrera. Sólo nos resta dar las gracias a aquellas personas que, con sabiduría y sensibilidad, han erradicado los encierros infantiles. Es obvio que poco a poco se humanizan nuestras costumbres. Deseamos que cunda el loable ejemplo y que las autoridades de todas las ciudades y pueblos de España impidan que los niños participen en los encierros.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.