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Nueva Zelanda evita comprometerse a participar en la Expo 92 de Sevilla

El primer ministro neozelandés, David Lange, rehusó ayer comprometerse formalmente a incluir a su país entre los participantes en la Exposición Universal que se celebrará en Sevilla en 1992, en el V Centenario del Descubrimiento. Lange respondió al discurso del Rey, que invitó claramente a Nueva Zelanda a estar presente en los actos de 1992, como hace con otros muchos países que visita, con un evasivo "Nueva Zelanda les desea parabienes en sus celebraciones".

Sin embargo, y pese al tono poco ceremonioso con que los Reyes fueron acogidos a su llegada a Nueva Zelanda, la cordialidad es, en general, la tónica de los encuentros entre ambas delegaciones."Estoy convencido de que este viaje mío a Nueva Zelanda abrirá muchas puertas en el futuro de nuestras relaciones y en el intercambio humano entre nuestros pueblos", dijo ayer el Rey, en el discurso pronunciado con motivo del almuerzo que le ofreció el primer ministro. Por su parte, Lange recordó que el hecho de que dos países se hallen alejados geográficamente -WeIlington es, exactamente, la antípoda de la ciudad de Toro, en Zamora- no puede ser ya considerado, en el mundo moderno, un obstáculo para el desarrollo de unas relaciones productivas.

El viaje a Nueva Zelanda, país con el que España mantiene unas mínimas relaciones derivadas de la distancia, se desarrolla así en unos términos de bonanza que ninguna de las dos partes desea alterar, aludiendo, por ejemplo, a la política de desnuclearización seguida por Wellington, tan diferente en muchos aspectos a la preconizada por el Gobierno español.

Sin embargo, tanto en Australia como ahora en Nueva Zelanda el tema de la futura presidencia española de la Comunidad Europea está presente en la mesa de conversaciones, como lo muestran las referencias hechas ayer por Lange a la CE, que sigue siendo, dijo, "el principal mercado para Nueva Zelanda".

La visita de los Reyes a este país incluye también actos protocolarios al margen de la pura vida oficial. Así, don Juan Carlos y doña Sofía visitaron ayer a representantes de la comunidad maorí, los primitivos pobladores de las islas, llegados a Nueva Zelanda hace, se calcula, 1.000 años. Hoy, los maoríes, aunque ocupando generalmente los puestos peor remunerados, se encuentran perfectamente integrados en la población neozelandesa, de la que constituyen un 10'%, hasta el punto de que el gobernador general, sir Paul Reeves, pertenece a esta minoría.

La brillante ceremonia de bienvenida a cargo de nativos vestidos a la antigua usanza polinesia, y con los cantos rituales en la pipitea marea (sede) maorí en WeIlington, fue acaso el acto más novedoso en el programa de los Reyes ayer. Un guerrero retó al Rey para, siguiendo la tradición, averiguar si venía o no en son de paz, antes de darle la bienvenida.

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