_
_
_
_

Elena Salgado

Responsable de la retribución de 700.000 funcionarios

Elena Salgado es directora general de costes de personal y pensiones públicas del Ministerio de Economía y Hacienda. Cuando explica en qué consiste su trabajo, no cabe menos que ingenuamente preguntar: eso debe de ser muy dificil, ¿no? "Más que difícil, apasionante", contesta. Por su criterio se rigen las retribuciones de todo el personal al servicio de la Administración del Estado -unas 700.000 personas-, así como medio millón de pensiones: de ex funcionarios, militares de la República y mutilados de guerra.

Es además la primera mujer que recibe la Gran Cruz de la Orden del Mérito Militar, distinción concedida por el Gobierno a propuesta del Ministerio de Defensa. Tan tímida como seria, Elena Salgado explica qué ha hecho para merecerla. "Desde 1984 he colaborado en la reorganización del Ministerio de Defensa para dotarlo de una estructura similar a la que tienen otros ministerios, proporcionarle un órgano central, identificar las direcciones generales y crear un esquema civil de los puestos de trabajo".Trata de convencer de que es una persona gris y aburrida, que seguramente sus 38 años no tienen el suficiente atractivo para llenar 60 líneas. Nació en Orense, estudió Ingeniería Industrial y Económicas en Madrid. Ha trabajado en la Escuela de Organización Industrial, en la dirección de estudios del INI, Ensidesa y en el Instituto de la Pequeña y Mediana Empresa. "No he conocido el paro ni la discriminación por ser mujer".

En 1985 se hizo cargo de una dirección general creada un año antes para acometer la reforma administrativa. Su función: modificar el sistema retributivo del personal de la Administración del Estado. "El sistema de pagos a los funcionarios se llevaba a cabo de acuerdo con el cuerpo al- que pertenecían y no por el trabajo que realizaban. Estaba poco primada la responsabilidad. La gente no admitía jefaturas porque no recibía incentivos económicos. Con la reforma tratamos de evitar las fugas de personal técnico hacia las empresas privadas motivadas por unas mayores expectativas profesionales". Señala con preocupación la falta de atractivo del trabajo público para los jóvenes titulados, y le gustaría que llegasen a comprender que un "funcionario no es un burócrata aburrido firmando papeles".

"La mentalidad de funcionario no existe. Lo que sucede es que en la Administración muchas veces no se sabe pedirle un trabajo, decirle qué es lo que se espera de él".

Dentro del medio millón de pensiones que dependen de esta dirección general se encuentran las que corresponden a los militares de la República. Una ley de 1984 señalaba el derecho a recibir una pensión de todo militar republicano que hubiera alcanzado la categoría de suboficial por méritos de guerra. Se recibieron 110.000 solicitudes, de las que ya se han resuelto 70.000. "Es complicado cerrar estos expedientes, porque se trata de aportar pruebas de algo que sucedió hace 50 años". Calcula que, con el criterio actual, estas pagas se prolongarán como máximo hasta el año 2020.

La directora de personal y pensiones públicas está casada y tiene una hija de 11 años. Su gran pasión es estar sola y pasear. Sus aspiraciones: "Que no me influya el síndrome del coche oficial, y cambiar de trabajo antes de que se me hayan agotado las ideas en éste".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_