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Un guardia civil mata de un tiro en la cabeza a un belga en una discoteca de Irún

Un guardia civil que se encontraba libre de servicio mató ayer de un disparo, en la cabeza al camionero belga Erik Antoon Haciewin, de 25 años, en el transcurso de una breve discusión que se produjo a las tres de la madrugada en el interior de la discoteca Gwendolyne de la localidad guipuzcoana de Irún. El presunto autor del disparo y otro guardia civil que le acompañaba huyeron del local amenazando con sus armas a los camareros que trataron de retenerles y fueron posteriormente detenidos por fuerzas del mismo cuerpo.

La nota gubernativa que da cuenta de la detención de los dos agentes, Dimas Clemente Martínez y Fernando Martínez Hermoso, se limita a dar constancia de este hecho y no explica la forma y el lugar en que se produjo la detención.Ambos guardias civiles, adscrios al cuartel del Cuerpo de Urdax (Navarra) permanecían anoche a disposición del juzgado de instrucción número 2 de San Sebastián, ante el que declararon parte de los testigos del suceso.

Se ignora el contenido de la discusión que precedió al disparo, si bien algunas fuentes señalaa que el camionero belga, a quien acompañaban otros cinco compatriotas, se enzarzó con los dos guardias civiles en una disputa sobre los pretendidos valores de sus respectivas nacionalidades.

Otros fuentes apuntan, como úrica explicación razonable, a un posible altercado que habría enfrentado con anterioridad a ambas partes en un local distinto. En cualquier caso, los camareros de la discoteca aseguran que el enfrentamiento que culminó con la muerte de un disparo en la nuca de Erik Antoori fue rapidísimo y no les dió opción siquiera a intentar mediar. En la discoteca se encontraban en el momento del incidente unas veinte personas.

Huida precipitada

Una testigo que se encontraba en ese momento en la discoteca indicó anoche que, instantes antes de escuchar la detonación, vio a uno de los individuos implicados en el rápido enfrentamiento lanzar una patada y adelantar los brazos. "Pensé que estaban jugando, simulando una pelea, pero acto seguido escuché el disparo y ví que el grupo se dispersaba y que la gente buscaba enseguida cobijo", dijo esta testigo.

El ciudadano belga cayó desplomado y falleció en una ambulancia mientras era trasladado a la residencia sanitaria de San Sebastián. El médico que le atendió en esos momentos dijo ayer que el cadáver presentaba un disparo en la parte posterior inferior de la cabeza, en la nuca, mortal de necesidad. El proyectil, según el forense, se halla alojado en el cerebro y entró por la región occipital.

Tras el disparo, y según los testigos presenciales, los guardias civiles recogieron con celeridad sus respectivas cazadoras, una beige y otra verde, y huyeron precipitadamente. Uno de los agentes, el que llevaba la cazadora beige, salió de local guardándose una pistola en el pantalón, según una testigo, quien añadió que ese guardia era un hombre moreno, de 1,70 metros de altura y con gafas.

En el camino hacia la salida los dos guardias se desembarazaron de uno de los camareros que le salió al paso y ya en la puerta de salida hicieron lo propio, esta vez pistola en mano, con un segundo empleado que trató de evitar su huida. Los guardias amenazaron a este empleado con dispararle si no se introducía en el interior del local, probablemente para evitar que retuviese en su memoria la matricula y las características del vehículo en el que huyeron, un Peugeot o un Opel Corsa de color negro matrícula CU- 9749-C, aparcado justamente a la puerta de la discoteca.

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