Lezama rechazó la 'opción Maguregui'

El principal avalista de Maguregui era Aurtenetxe. Consciente de las penurias actuales del equipo, el presidente del Athlétic se inclinaba por la experiencia de un hombre que ha labrado su carrera en equipos sin relumbrón, acostumbrados a sobrevivir en el filo de la navaja. Esta opción conservadora descartaba a Txetxu Rojo, el inexperto favorito del presidente, y a Javier Irureta, el predilecto de la afición. Maguregui, ahora, se confiesa "decepcionado" porque nunca estuvo "tan cerca" de dirigir al Athlétic.La oposición a la voluntad de Aurtenetxe nació en las propias entrañas del club. Los técnicos del Athlétic no veían con agrado la opción de Maguregui Según fuentes cercanas a la directiva, el presidente tuvo que hacer frente a esta postura contraria el pasado lunes, en una reunión a la que asistieron Sáez, Iríbar, Rojo y Estéfano. Este grupo es indudablemente una poderosa fuente de poder y presión. Este lobby temía la llegada de Maguregui, de carácter, individualista, poco amigo de gabinetes en la sombra y desvinculado de Lezama.

El aspecto monolítico del bloque de técnicos ha servido para disuadir a Aurtenetxe. Eso fue lo que abrió un nuevo camino, que, inevitablemente, desembocó en Inglaterra, eterna salida de prestigio para los mandatarios rojiblancos. El mito del fútbol británico sigue muy vivo en Bilbao. Sólo una indiscreción impidió que hace siete años Bobby Robson se hiciera cargo del equipo tras el desastre Senekowitsch. La variante insular se ha visto ahora como una salida salomónica. Así, el nuevo entrenador no sería Maguregui, pero tampoco nadie de la factoría de Lezama. Se estudiaron los nombres de Don Howe, ex entrenador del Arsenal y ayudante de Robson en la selección inglesa, y Roy Evans, ayudante de Kenny Dalglish en el Liverpool.

Para Maguregui, ésta era probablemente su última oportunidad de entrenar al Athlétic, un equipo al que dio gloria, con Mauri, en el decenio de los cincuenta. Al borde de los sesenta años y con una pierna muy lastimada, su deseo era cerrar su carrera en el Athlétic y acabar con la imagen de entrenador de equipos menores.