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Los sondeos electorales confunden a los británicos

A sólo una semana del día de la verdad, el 11 de junio, los tres últimos sondeos publicados ayer han sembrado la confusión en la opinión pública y han puesto de manifiesto una vez más la volatilidad de los votantes británicos, entre los que en estos momentos todavía se cuentan cerca de siete millones de indecisos. Son precisamente estos indecisos los que están causando las impredecibles oscilaciones de los sondeos.

Aunque los tories (conservadores) continúan en cabeza en las intenciones de voto, una encuesta realizada por Gallup y publicada por el conservador Daily Telegraph reduce su mayoría sobre los laboristas, sus seguidores inmediatos, a sólo cuatro puntos. En la encuesta, la Alianza de liberales y socialdemócratas obtiene igualmente un avance de tres puntos, su primer incremento desde el comienzo de la campaña.Si se tiene en cuenta que Gallup opera sobre la base de 2.500 personas, más del doble que cualquier otro instituto de opinión, no es de extrañar que los resultados de este sondeo -conservadores, 40,5%; laboristas, 36,5%, y aliancistas, 21,5%-hayan provocado la natural explosión de triunfalismo por parte de los cuarteles generales laborista y de la Alianza.

El líder laborista, Neil Kinnock, cuya campaña está prácticamente basada en la utilización de la televisión en detrimento del resto de los medios informativos, afirmó ayer durante una visita. a un hospital de Londres que su partido iba camino de causar a los conservadores "una derrota total".

Por su parte, el líder socialdemócrata, David Owen, manifestó que si se mantenía esa tendencia se produciría "un Parlamento colgado, que es lo que he venido prediciendo desde el comienzo de la campaña".

Sin embargo, en otras dos encuestas publicadas por The Independent y por la televisión de la mañana, los conservadores ganan entre uno y dos puntos, los laboristas pierden lo mismo y la Alianza se mantiene. La media de las cinco últimas encuestas nacionales se situaba ayer en 42,3 % para los tories, 35,1% para los laboristas y 21% para la Alianza.

Los resultados del sondeo realizado por Gallup producirían una Cámara de los Comunes, que tiene un total de 650 escaños, en la que la primera ministra, Margaret Thatcher, tendría una exigua mayoría de 14 diputados, comparada a la de 144 que consiguió en las elecciones de 1983. (Su mayoría el día que la Reina disolvió el Parlamento era de 136).

Mayoría exigua

Aunque Harold Wilson gobernó con una mayoría de cuatro diputados y su sucesor, James Callaghan, con una de tres, una mayoría tan exigua no sería suficiente para la señora Thatcher, dado no sólo los previsibles fallecimientos y abandonos que se producen en toda legislatura y que provocan las consiguientes elecciones parciales, sino también el peculiar sistema británico, impensable, por ejemplo, en España, en el que los diputados votan muchas veces contra su propio partido cuando los intereses de su distrito electoral están en juego.Por ejemplo, los diputados del condado de Kent votarán en contra del Gobierno cuando se presente al plenario el proyecto de ley para la construcción del túnel bajo el canal de la Mancha, que amenaza con eliminar puestos de trabajo en los puertos que tienen servicio de ferry con Francia.

A esto hay que añadir que la política de la primera ministra tiene una fuerte contestación dentro de su propio partido, donde la tendencia wet o moderada esta amordazada, pero no suprimida.

Esos wets serían los primeros en intentar forzar un golpe de Estado contra su actual líder caso de producirse una exigua mayoría. En el cuartel general conservador, la tradicional Central Office, situada en Smith Square, a poca distancia del palacio de Westminster, se observaba ayer cierto nerviosismo ante la encuesta Gallup, que provocó una reunión de la señora Thatcher con sus principales consejeros para estudiar la estrategia a seguir en los últimos das de campaña.

El nerviosismo pareció apoderarse igualmente del periódico más conservador de Fleet Street, el Daily Express, que publicaba ayer a toda plana un editorial preguntando a sus lectores qué clase de Reino Unido querían. Evidentemente, según el diario, los males del Apocalipsis serían pequeños comparados con los que produciría un Gobierno laborista.

Los conservadores esperan que las imágenes de Thatcher en la reunión de Venecia de la próxima semana, rodeada de los líderes de las primeras naciones industriales del mundo, vuelvan a incrementar la mayoría tory a sólo 48 horas de la fecha electoral. La primera ministra se trasladará a Venecia el lunes y regresará a Londres el martes.

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