La autopista, metáfora de la civilización
No fue Luigi Comencini, con El gran atasco, el primero en darnos una visión dantesca de la sociedad contemporánea a partir del hecho frecuente de un embotellamiento en la autopista; antes que él, Fellini hizo lo propio, aunque bajo acentos oníricos, en Ocho y medio, y Luis Alcoriza repartió leña en su salvaje sátira Mecánica nacional. Pero no le vamos a reprochar a Comencini el haber llegado tarde. Al contrario, le vamos a felicitar por haber llegado. Porque El gran atasco es una delirante comedia dramática que a partir de esa situación sabe sacar partido del microcosmos ante el que nos hallamos, reproduciendo en el interior de cada coche los vicios, los defectos, las histerias y las neuras de la civilización.Puede decirse que aquí la sátira es fácil. También, que el presupuesto invertido en esta cosmopolita coproducción es a todas luces desproporcionado. Y aunque el metraje resultante excede las previsiones de lo razonable. Pero no es menos cierto que, si no todos, sí por lo menos gran parte de los episodios o anécdotas reflejadas por Comencini tienen un fuerte vigor costumbrista y una notable capacidad para llevar a buen puerto el arte de la tragicomedia. Y, ante todo, que los personajes infinitos de esta farsa crítica están interpretados por prácticamente la plana mayor de actores del momento.
El gran atasco se emite hoy por TVE-2 a las 22.35.
