_
_
_
_
BALONCESTO / CUARTOS DE FINAL

Corbalán señaló a Spriggs con el dedo

Luis Gómez

LUIS GÓMEZ El Real Madrid tardó 25 minutos en ponerse por delante en el marcador. Tuvo que vivir de la zona, necesité de un segundo tiempo implacable de Spriggs, de la reaparición de Iturriaga y del adolescente descaro de Cargol. Y el Estudiantes hizo vivir al rival, minuto a minuto, la hipótesis de que podía caer eliminado en cuartos de final; Gil y compañía camparon irrespetuosamente por el parqué durante muchos minutos y a punto estuvieron de alcanzar una ventaja terrible. Finalmente, Corbalán se incorporó de su sitio en el banquillo y señaló con el índice a Spriggs.

Madrid ha ganado para su ciudad un derby en baloncesto, con partidos excitantes y de los que tienen contenido, y lo ha consolidado en esta temporada, con el Palacio de Deportes como escenario ideal. De ella se han beneficiado los ciudadanos, ambos clubes en sus recaudaciones y el Real Madrid. ¿Por qué, precisamente, el Madrid?. Porque, desde que ha abierto las puertas del pabellón -el sótano como dícen algunos jugadores-, ha ganado una audiencia mucho más capacitada para sostener la moral de un equipo. Ha ganado una masa sólida, de las que no se licúan con tantos en contra.

Cuando el Estudiantes alcanzó una ventaja de 14 tantos (43-57) que no supo ampliar por recrearse en la suerte, el Real Madrid era un equipo inferior. Ver a Corbalán, Biriukov o Romay mordiendo el barniz ante Gil, Montes o Pedro Rodríguez no era un espejismo porque existía una superioridad táctica a la hora de superar una defensa individual y una mayor agresividad para presionar sobre los madridistas en defensa. El Estudiantes que se dispuso en zona en algunos instantes, tuvo sin embargo la mala suerte de que Spriggs se convirtiera por unos minutos en un excelente tirador de media distancia Spriggs mantuvo el marcador de su equipo y contribuyó a que una situación crítica no generara en desastre.

Luego sucedió que Lolo Sainz optó por jugar con Biriukov e Iturriaga y que decidió por fin castigar al Estudiantes con una defensa zonal que inutilizó eljuego de Russell. Branson y Romay terminaron visitando el banquillo antes de tiempo y esa difícil coyuntura la salvó el equipo madrídista con la soltura de Cargol, experto ya como parece en el arte de la supervivencia, acostumbrado a vivir bebiendo agua del mar o a cruzar el desierto sin cantimplora. Cargol sale a la cancha mientras los veteranos le confiesan al oido, temblorosos, entre bocanada y bocanada, entre estertores de miedo, que tranquilo, que los cartuchos enemigos son de fogueo.

Cuando Cargol se encontró como único pívot del equipo, el Madrid ganaba por cinco tantos y quedaban 10 minutos. Romay terminó jaleando toalla en mano sus intervenciones.

Gil se perdió en el baile de pases exteriores para buscar una penetración de Russell, mientras Russell se encontró inmerso en un laberinto de jugadores rivales que no le dejaban pasillo hacia la canasta. El Estudiantes sufrió su habitual indigestión zonal y, para mayor escarnio, perdió capacidad reboteadora. Ante esa situación permitió que el Madrid alegrara su juego. Ahí lo perdió todo, mientras Corbalán se incorporaba en el banquillo y señalaba con el índice a Spriggs.

Y si Corbalán tiene que hacer algo así en un partido de estos es que ha reconocido públicamente no sólo a Spriggs si no algo más. Ha sentenciado que un partido con el Estudiantes ya no es un choque de color. Ha dejado claro que ahora todos tienen que comer rancho.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_