Mareo
A mí me asegura un suplemento dominical que vuelve el furor por los sesenta y corro a comprar todos los discos de Los Bravos, el Dúo Dinámico, Fórmula V y Los Sirex. A mí me dice, a la semana siguiente, otro suplemento dominical que estamos en plena nostalgia de los cincuenta, y subo al desván con la lengua fuera a desempolvar la radio Telefunken con rejilla, la Lettera 22 de Olivetti, la primera licuadora Braun, una caja de Okal, un botellín de Martini y el pegajoso sofá de gomaespuma titulado Sierra. Pero a mí me dice un tercer suplemento dominical que atención al revival de los setenta, que regresamos a la fiebre del sábado noche a bordo del taxi amarillo de Robert de Niro, y, empieza a resquebrajarse mi fe ciega en los suplementos. Y quien dice la liturgia dominical de los suplementos de colores, dice ese aluvión de revistas femeninas, masculinas y epicenas también dedicadas a advertirnos de lo que se lleva en el cuerpo, en la casa, en el sexo y en la cocina.Repaso los kilos de papel cuché de la potente industria nacional del look acumulados en las últimas semanas, y salgo de la incursión con un mareo brutal, como si hubiera atravesado el cabo de Hornos. Ya me contarán cómo es posible combinar la nostalgia por las tres últimas décadas con esos imperativos tan categóricos que en una página invitan al lujo duro y en la siguiente proclaman el, estilo neocutre (neo-peggio, dicen los italianos). Los peinados de las chicas son a la vez cortos, largos, fritos, planchados, mates, brillantes, dulces y agresivos. Los muebles son neoclásicos, neorracionalistas, neotecnológicos, neoprimitivos y, el colmo, neoposmodernos. Está la nueva cocina y la cocina de la abuela, la gastronomía cosmética y la proteína sin maquillaje, lo crudo y el cocido madrileño. Para qué seguir. Odio el consenso, especialmente el político, pero urge crear un alto organismo que evite tanto caos semanal con las modas. Sería catastrófico que un país como el nuestro, que ya desertó de la misa de los domingos, perdiera la fe en los suplementos dominicales.
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