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El regreso de Luis provoca convulsiones en la directiva del Atlético de Madrid

El regreso de Luis Aragonés provocó convulsiones en la directiva del Atlético. La crisis no obedece a que ningún sector ponga en duda su capacidad deportiva, sino a un enfrentamiento entre el vicepresidente primero, Javier Castedo, y el jefe de los servicios médicos, Enrique Ibáñez. Castedo exigió ayer en la reunión de la directiva la dimisión del doctor Ibáñez y presentó la suya propia. Calderón ha pedido tiempo muerto, mientras Martínez Jayo aceptó ser segundo de Luis cobrando la ficha que tenía por ser primero. Luis dirige hoy su primer entrenamiento.

El vicepresidente primero del Atlético, Javier Castedo, exigió anoche la dimisión del jefe de los servicios médicos del club, Enrique Ibáñez, y presentó, al tiempo, la suya propia. El enfrentamiento, que subyace desde hace tiempo, estalló como consecuencia de que Castedo afirmara recientemente en una reunión de peñas que el Atlético no tuvo más remedio que prescindir a principio de temporada de Luis Aragonés porque su enfermedad era "irreversible", y que así se había hecho saber en un informe médico. Enrique Ibáñez negó la existencia de este informe, y calificó de "patada a la medicina" la afirmación de Castedo.Según versiones de varios directivos, Castedo expuso ayer que él había intentado mostrarse conciliador al haber dialogado con Ibáñez para aclararle lo de la palabra "irreversible" y el contexto en que la pronunció, así como el hecho de que una ciclotimia -alteraciones periódicas del humor, de las que Luis ha sufrido ya cuatro- pueden desaparecer o no, y que, afortunadamente, ya se había recuperado perfectamente de la última. Afirmó que, a pesar de ello, el doctor Ibáñez había continuado sus ataques contra él.

Sobre la mesa de la reunión se presentó también un recorte del diario Marca del 25 de julio de 1986, cuando Luis abandonó el Atlético por su enfermedad, en el que se lee: "El doctor Ibáñez tuvo que responder a una pregunta comprometida cuando se le inquirió la posibilidad de que Luis tuviera que abandonar definitivamente el fútbol". En el artículo se añade la respuesta de Enrique Ibáñez: "Soy amigo suyo y, por tanto, no voy a responder a esta pregunta. Por mi, lo ideal sería que siguiera en el Atlético, ejercitando su profesión, porque es un grandísimo entrenador, pero el resto depende de criterios médicos y, por ética profesional, debemos de guardarnos estas opiniones".

Vicente Calderón le pidió a Castedo que no dimitiera, afirmó que tiene su confianza, dijo que Enrique Ibáñez es "el médico del club", y que resolvería el caso "en una semana".

Ayer se hizo oficial el regreso de Luis como entrenador por lo que resta de temporada, por algo más de 17 millones de pesetas de ficha. Antes de su depresión, Luis tenía un contrato de tres años a 35 millones por temporada. Si el próximo 30 de junio decide dejar el banquillo para ser director de fútbol -al estilo de Luis Molowny en el Real Madrid-, cobraría, mediante un contrato laboral distirito, 12 millones al año.

Maguregui y Alemâo

Luis ha comentado que José María Maguregui, el actual entrenador del Rácing de Saritander, podría ser un buen sustituto, y que vería con agrado el regreso del hoy azulgrana Marcos al Atlético.Por lo demás, no se ha resuelto el fichaje del brasileño Alemáo. Hay acuerdo en los 250.000 dólares por lo que resta de temporada -unos 32 millones de pesetas-, pero el jugador ha exigido que se le paguen los impuestos, y la fecha del 10 de abril como tope para que el Atlético ejerza la opción de compra -el club madrileño desea el 30 de junio- De hacerlo, el Atlético pagaría 1.200.000 dólares más (unos 164 millones de pesetas) en tres años.

Martínez Jayo aceptó ser segundo de Luis, aunque cobrando casi ocho millones de pesetas anuales. Jayo percibía cerca de cuatro hace tres meses cuando era segundo.

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