El sector reformista afronta con pesimismo la asamblea del COE
El sector partidario de cambios en el seno del Comité Olímpico Español (COE) afronta con pesimismo la asamblea extraordinaria de este organismo, que el próximo lunes, en Madrid, debe estudiar la aprobación de unos nuevos estatutos y el cese del presidente, Alfonso de Borbón, duque de Cádiz, y su comité ejecutivo. Este grupo, formado por la mayoría de las federaciones olímpicas y parte de las no olímpicas, está dispuesto a abandonar la asamblea y solicitar una intervención de Juan Antonio Samaranch, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI) si se produce un boicoteo a sus propuestas por parte del sector inmovilista.
El próximo lunes las federaciones olímpicas y parte de las no olímpicas intentarán por segunda vez que se apruebe la reforma de los estatutos del COE. En la primera asamblea extraordinaria convocada con tal fin, el pasado 19 de diciembre, el sector inmovilista del COE desbarató la propuesta al presentar un proyecto de estatutos alternativo, que fue incluido en el orden del día con el 20% de las firmas. Entre los promotores del sector inmovilista están Tomás Pelayo Ros, ex delegado nacional de Deportes, y Luis Soriano, ex presidente de la Federación de Motociclismo.Los partidarios de la reforma de los estatutos han decidido una estrategia común con vistas a la asamblea del próximo lunes. En primer lugar, han solicitado a todos los presidentes que residen fuera de Madrid que se trasladen a la capital con suficiente antelación para que no tengan problemas en sus viajes a causa de la situación climatológica. La recomendación es algo más que anecdótica. Según varios de sus detractores, el duque de Cádiz fue elegido en su día presidente del COE, porque un numeroso grupo de miembros catalanes de este organismo se quedó en Barcelona por estar cerrado, por la niebla, el aeropuerto de Madrid.
Varios opositores a Alfonso de Borbón han señalado que es una incógnita la posibilidad de que sea aprobada la reforma de los estatutos, pero aún ven con mayor pesimismo la aprobación de la disposición transitoria final, según la cual todos los miembros del comité ejecutivo -incluido Alfonso de Borbón- deben cesar en sus cargos para abrir un nuevo proceso electoral. Ante esta posibilidad -aprobación de la reforma y continuidad del actual presidente-, las posturas están divididas entre los que son partidarios de un voto de censura y los que aceptarían a Alfonso de Borbón como presidente hasta los Juegos Olímpicos de Verano de Seúl 88.
En un principio, los partidarios de la reforma del COE pretenden que la asamblea realice una votación secreta de todos los artículos de los nuevos estatutos. Si no lo consiguieran, plantearían la votación a mano alzada de los puntos menos conflictivos para votar en secreto la parte más polémica de la reforma.
Sin embargo, y a diferencia de lo que sucedió en la asamblea de diciembre, este sector, que, según sus integrantes, está formado por unas 50 federaciones, está dispuesto a abandonar en bloque la asamblea. Tras esta postura de fuerza, denunciaría la situación ante el COI y solicitaría la intervención de la Comisión Jurídica del máximo organismo olímpico, que dirige Samaranch, para que arbitre una solución y dicte las normas por las que debe regirse el COE. "Se va a producir un escándalo internacional", señaló uno de los presidentes federativos, "pero la actual situación es insostenible y no tenemos otro remedio". Los partidarios de la reforma consideran que, caso de ser requerido, el COI dispondrá que el COE debe estar formado únicamente por las federaciones olímpicas, miembros de las federaciones internacionales olímpicas y cargos honoríficos. Una vez formado este nuevo COE, se procedería a la elección de su presidente, que, según las fuentes consultadas, podría ser Carlos Ferrer Salat.
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