El Spórting maniató al Athlétic sobre el barrizal de San Mamés
El Athlétic, un equipo listo cuando se trata de crear ocasiones de gol, fabricó media oportunidad entrado el segundo tiempo. Ablanedo II, que era el candidato a salir rebozado del barrizal, por poco acaba inmaculado. Pero Endika le hizo rodar por el barro pasada la hora de partido. Más que nadie, lo sentirá la lavandera del Spórting.Con gente de oficio y dos pesos plumas, el Spórting maniató al Athlétic. Los bilbaínos aparecieron en el campo con grilletes. La hinchada no recordaba un juego más torpe desde los días de Senekowitsch. El Spórting aún hizo más por confundir a sus rivales. Tomó el centro del campo con los expertos Joaquín, Mesa y Esteban y lanzó a los livianos Eloy y Villa contra la retaguardia del Athlétic. Suficiente para descalabrar al equipo de Iríbar.
Sin deslumbrar a nadie, el Spórting jugó con comodidad. Los únicos atisbos de clase estuvieron protagonizados por los asturianos, excepción hecha de la portentosa demostración de Andrinúa, que provoca desmayos entre las madres y admiración entre los aficionados viejos. El ubicuo Andrinúa tuvo que entendérselas con Villa y Eloy, dos jugadores astutos que hacían frente a la acorazada bilbaína con las armas de los pequeños: rapidez y destreza en el manejo del balón. Tuvieron oportunidades de marcar en un par de correrías, pero inexplicablemente fallaron.
La precariedad de ideas del Athlétic se multiplicó con la temprana retirada de Argote. El extremo es el intermediario de la mayor parte de sus goles. Los centrocampistas están al tanto de las estadísticas y procuran surtir de balones al zurdo. Sin él, no saben a quién. El mayor problema lo tiene Urtubi, que, en vez del balón, parece que transporta bola y cadena. Como Sarabia estuvo abúlico y preocupado de fintar, el Athlétic no tuvo otro remedio que apuntarse a la solución de emergencia. Comenzaron a caer balones como manzanas sobre el área del Spórting. No hubo manera. Ablanedo II casi acaba impoluto, limpio como los chorros del oro.
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