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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Casi una necrología

No parece que haya grandes esperanzas para la humanidad: el largo e impresionante documental de la ABC de Estados Unidos -dado en dos veces (Documentos TV, martes 4 y martes 11, por la segunda cadena de Televisión Española)- describe lo que parece ser inevitable proliferación del arma nuclear, posible o probable ya en países envueltos en conflictos de supervivencia, y el crecimiento en potencia de estas armas: en trance de usarlas.Y también el riesgo de las centrales de energía nuclear, sobre todo, por la nacionalidad del reportaje, en Estados Unidos: fallos, concurrencia comercial, posibles colusiones entre las autoridades vigilantes y la industria atómica. Chernobil no había sucedido aún; es un dato que añade la memoria del espectador y se suma al escalofrío.

La demostración principal de este documento está en la capacidad de convicción del medio cuando está utilizado con sabiduría profesional.

El breve prólogo que hace un apócope de la historia del hombre en la Tierra como si ya estuviera a punto de terminar -la necrología-; la velocidad contundente y clara de las frases de hombres de ciencia pronunciadas sobre imágenes que contraponen la civilización a la belleza natural del mundo; la sequedad fanática con que se retratan los que tienen en sus puños el rayo y el poder, frente a la sencillez y la proximidad física de los que denuncian, se manifiestan y son apaleados; los esquemas de cómo una central en malas condiciones -o simplemente descuidada, y sabemos ya que los descuidos existen- puede derramar hacia la tierra sus radiaciones y los pronósticos de la larga muerte que puede producir no tratan de hacer un documento neutral, sino un acto de fe en la necesidad de cortar de raíz el uso del átomo: para las armas o para la paz. Y una cierta desesperanza de que pueda ser así.

Idea de consunción

El réquiem, unido a lo que creemos saber y a una especie de intuición trágica que todos llevamos con nosotros -la de que esto en que vivimos tiene que terminar alguna vez, y que puede estar encima-, y hasta la superstición del milenarismo conducen a la idea de la consunción.La demostración es doble y, como casi todo lo que sucede en nuestro tiempo, contradictoria; por una parte, la del poder de la televisión para, bien hecha, conducirnos a conclusiones que van en el sentido de algo que tememos todos; por otra, la de que, a pesar de este poder y de estas convicciones, la suerte está echada y es demasiado tarde ya.

Como si quisiera ser una declaración de que el destino aciago existe. Si es que realmente es aciago que desaparezca la vida sobre la Tierra.

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