Escepticismo entre las fuerzas de Euskadi sobre la posibilidad de una coalición de Gobierno estable

La mayoría de los candidatos a la presidencia del Gobierno vasco no oculta en privado su escepticismo sobre la posibilidad de conseguir, tras las elecciones del próximo día 30, una coalición estable que asegure la gobernabilidad de Euskadi en los próximos cuatro años. Las dos fórmulas que con más atención estudian los estados mayores, un Gobierno conjunto del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y el Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE) o una coalición más amplia que relegara al PNV a la oposición, ofrecen dificultades o implican fuertes riesgos políticos.

Los resultados que obtenga Carlos Garaikoetxea con su nueva organización, Eusko Alkartasuna (EA), pueden ser la clave. La campaña para la elección de los 75 diputados (25 por cada provincia de la comunidad autónoma) comenzó a las cero horas de hoy.En el inicio de campaña, los candidatos a lendakari y dirigentes nacionales de los partidos de ámbito estatal, como Manuel Fraga, participaron en la tradicional pegada de carteles en las tres capitales vascas.

Del número de votos y escaños que el ex lendakari Garaikoetxea logre arrebatar al PNV dependerá si es éste el ganador o si cede el primer puesto al PSE-PSOE. Sectores importantes del PNV y del Ejecutivo saliente se declaran abiertamente contrarios a participar en posición minoritaria en un Gabinete de coalición. El lendakari José Antonio Ardanza, candidato del PNV, ha anunciado que si su partido no gana irá a la oposición.

Este criterio puede servir de revulsivo entre muchos electores tentados de ver en esta consulta sólo un duelo por el liderazgo del nacionalismo moderado entre Ardanza y, Garaikoetxea, pero la disposición a abandonar el Gobierno responde también a un análisis de la dirección del PNV en virtud del cual podría ser "muy peligroso" para el partido participar en una coalición con predominio socialista mientras EA trabaja en la oposición.

La corriente de opinión favorable a ceder el poder si llega el caso argumenta que es más interesante intentar desde fuera una renovación y reorganización del partido, muy desgastado por la prolongada crisis que se saldó con la escisión y la creación de EA. El líder nacionalista Xabier Arzalluz ha hecho ya varias referencias a las ventajas que tendría una travesía del desierto para la purificación del PNV y el reencuentro con sus ideales.

Negativa al pacto

La negativa a pactar con otras fuerzas si no gana el 30 de noviembre obligará al PNV a abandonar un Gobierno en el que lleva instalado casi siete años, pero le permitirá conservar gran parte del control del poder real y económico desde las diputaciones forales; en el caso de Guipúzcoa Y Alava, compartido con EA. Esta situación podría prolongarse al menos hasta las próximas elecciones municipales. Tanto el PSE-PSOE como Euskadiko Ezkerra (EE-) son favorables a una reforma de la actual ley electoral de juntas generales, que prima fuertemente el voto rural.

El PSE-PSOE, cuyo candidato, Txiki Benegas, puede conseguir la victoria si se mantiene la tendencia de voto creciente de EA a costa del PNV, considera que la coalición más razonable debería unir en el mismo Gobierno a socialistas y PNV. Esta fórmula significaría, en cierta medida, el retorno al clima de colaboración entre las dos fuerzas mayoritarias de Euskadi que presidió la formación del primer Gobierno vasco, en 1937, y se prolongó hasta el comienzo de la transición política. El PSE-PSOE se mantiene abierto a cualquier posibilidad, excepto al pacto con Herri Batasuna (HB).

EE apuesta por la fórmula más amplia, que le daría entrada en un Gobierno con el PSE-PSOE, EA y quizá el CDS. Garaikoetxea también deja abierta la puerta a cualquier oferta. El candidato del CDS, Jesús Viana, sólo ha indicado por el momento que no apoyará un Gobierno que deje al margen al nacionalismo. Coalición Popular se muestra dispuesta a pactar con todos menos con HB, pero es poco probable que otros partidos requieran sus servicios.