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Doblar en un año

., Hace aproximadamente un año, Emilio Botín junior, en los escarceos preliminares para la venta de la torre negra, manifestaba precavido que "pensaba en la operación en términos de 5.000 a 6.000 millones de pesetas". Ahora, menos de un año después, Emilio Botín padre, pide 11.000 millones por la torre de Azca. Es el ejemplo más elocuente del boom inmobiliario de Madrid, un fenómeno que se disparó de forma clara el 1 de enero con la entrada de España en la CE.

Los más agresivos inversores del ruedo madrileño se rigen por una regla bastante simple: hay que comprar, no importa lo que pida el vendedor, hasta que los precios alcancen los niveles de las grandes ciudades europeas. Y por el momento parecen tener razón. Algunas de las operaciones más comentadas de hace meses se han quedado ahora en cifras bastante modestas, a tenor de las cantidades barajadas en la operación del Santander, muy superiores incluso al precio tope (350.000 pesetas) a que se cotiza el metro cuadrado en el Edificio Europa, la antigua torre del Hispano Americano en Azca.

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Las operaciones espectaculares se han sucedido en los últimos meses. La sociedad Teseo pagó a la condesa de Elda y la marquesa de Morbeck 700 millones de pesetas por el palacio Zaldo. La posterior labor de rehabilitación del arquitecto Moreno Barberá ha dado lugar a pisos y dúplex de lujo cuyo precio sobrepasa las 350.000 pesetas metro cuadrado. Teseo ha adquirido recientemente el palacio de Linares, en la madrileña plaza de Cibeles, una operación de 1.500 millones de pesetas.

La inmobiliaria Lugarce o el industrial Emiliano Revilla son algunos de los más activos protagonistas del boom inmobiliario de la capital de España. Un ejemplo. Lugarce estaba a punto de quedarse hace meses un edificio en Goya esquina a Lagasca, procedente de la compañía de seguros La Esfera, pagando 230 millones de pesetas, cuando Richard Ellis lo había tasado en 190. Cuando las partes casi caminaban hacia la notaría apareció Emiliano Revilla, que le birló a Lugarce la pieza con 258 millones cash. Del fenómeno madrileño podrían participar pronto otras ciudades españolas, como Barcelona y Sevilla, en razón a las celebraciones de 1992.

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