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El Madrid y la Real recordaron viejos duelos

El Madrid y la Real recordaron sus viejos duelos. Fue un partido intenso, con la Real Sociedad muy cerrada atrás y el Madrid apretando una y otra vez y provocando ocasiones de gol muy apuradas, que se escapaban por poco. El gol llegó a un cuarto de hora del final, cuando Beenhakker decidió retirar a Butragueño. Hugo Sánchez fue quien más veces llegó a posición de gol, pero falló en el remate.La Real salió muy atrás, tanto como lo hacía en los tiempos de Ormaechea, o como dicen que lo hacía en los más lejanos de Benito Díaz. Armó un centro de defensa con Dadíe, Gajate y Górriz, flanqueados en las bandas por Sagarzazu y López Recarte Delante, Zubillaga, Zamora y Larrañaga formaban una primera línea de contención. Y por delante quedaba López Ufarte, con misión de entretener la pelota en su pierna izquierda, y más arriba, perdido y con el aliento de Camacho en el cogote, Bakero, que se movía de un lado a otro a la espera de algún balón que casi nunca llegaba.

Enfrente, el Madrid tenía el balón siempre que no lo tenía López Ufarte, único donostiarra que lo entretenía de cuando en cuando. Los demás lo soltaban en toques rápidos. Pero cuando avanzaba, el equipo madrileño se encontraba con la confusa maraña de realistas, más confusa aún a vista de grada, porque la Real aportó ayer la novedad del número invisible -negro sobre azul oscuro-

Y aunque a base de puro buen juego, de combinaciones que resultaban por la precisión extrema con que se llevaban a cabo, el Madrid podía provocar cada diez minutos algunas situación de gol, lo hacía de forma tan apurada que el remate final se escapaba por falta de calma en el momento final.

Con todo ello, más las banderas españolas en el fondo Sur, el partido recordaba los viejos duelos de los tiempos de Boskov y Ormaechea, cuando durante varios años ambos equipos riñeron por el título hasta el final. Y para que se recordaran aún más aquellos tiempos, compareció el viejo luchador Santillana, que estuvo fiel a su cita con el remate, aunque con el peso de la precipitación final también sobre sus hombros. Incluso hubo algún brote de dureza, en especial una tarascada tremenda de Gallego -por lo demás, espléndido durante todo el partido- a López Ufarte.

A los 68 minutos de juego Beenhakker tomó una decisión arriesgada: sustituyó a Butragueño -que se había confundido inuchas veces, en especial cuanido se retrasaba al medio campo en busca de más espacio para arrancar- por Pardeza. Le salió bien, porque a fuerza de apretar, del enorme juego de Gallego atrás, de la finura de Michel y de la actividad de todos, el Madrid cazó por fin el gol, en preciosa volea de Michel. Pardeza, además, intervino en la jugada.

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