Anthony Camden
Presidente de la Orquesta Sinfónica de Londres, comenzó a tocar el oboe para curarse de asma
Anthony Camden, presidente de la Orquesta Sinfónica de Londres, de la que es oboe solista, comenzó a tocar este instrumento para curarse de una enfermedad asmática. Durante estos días ha dirigido una interesante experiencia de música clásica en vivo, en calles, plazas, jardines y terrazas, dentro del IV Curso Internacional de Música de Cámara de Segovia. En éste han participado alumnos de la Joven Orquesta Nacional de España, de la Guildhall School y del Royal College, de Londres.
Este músico londinense, de 48 años, también oboe solista de la London Virtuosi-Chamber Music, comenzó tocando el violín a los cinco años. Sin embargo, a los 14 años pasó a tocar el oboe para curarse el asma, enfermedad que le atacó a los nueve años y de la que logró desprenderse en un año, tras comenzar a practicar con este instrumento de viento. A la vista de los buenos resultados, participó en una película sobre el asma en la que cinco personas, entre ellos atletas y actores de cine, muestran cómo han sufrido terriblemente esta enfermedad, han logrado curarse y tener éxito en sus profesiones.En 1975 es elegido presidente del Consejo de Administración de la Orquesta Sinfónica de Londres -una asociación democrática dirigida enteramente por sus miembros-, y desde entonces ha sido reelegido unánimemente cada año. Desde su cargo ha recaudado cerca de cinco millones de libras para la orquesta y lleva personalmente las negociaciones con directores y, solistas como Bernstein, Abbado, Grulini, Khatchaturian, Stokowski, Rostropovitch, Maazel y Serkin.
Cada año, Camden llega a interpretar 250 conciertos, de ellos 50 como solista. Ha grabado cerca de 400 discos y recorrido casi todos los países del mundo.
Según Camden, durante el Curso Internacional de Música Clásica de Segovia, los estudiantes ingleses y españoles han aprendido cosas de ambos. "Mientras los primeros son más técnicos y leen con rapidez las partituras, los españoles tocan más con el corazón y son más sentimentales. Se han contagiado las cosas buenas unos a otros, aparte de tener la oportunidad de poder tocar más de 50 conciertos en una semana", dice.
Los conciertos en la calle, de los que también son protagonistas los propios paseantes y turistas, se le ocurrieron a Camden cuando comprobó que en la Sinfónica de Londres había muy buenos músicos jóvenes, pero a la hora de comenzar el concierto se quedaban "rígidos y agarrotados" por no haber tenido contacto inicial con el público.
"El curso de Segovia", afirma, "les da la oportunidad de enfrentarse a ese público. Por cierto, los espectadores españoles son los mejores receptores para la música clásica, se comen la música, son estupendos. España es nuestro país favorito para tocar".
Al presidente de la Sinfónica de Londres le sorprende que a los niños españoles de cinco a seis años no se les ayude con becas para aprender a tocar un instrumento musical. Ocurre todo lo contrario en su país. "Allí", explica, "en casi todos los colegios, se les enseña gratis la música e incluso se les deja un instrumento".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.