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La Administración española, preocupada por las repercusiones del 'filtro' en las fronteras francesas

La Administración española hará un minucioso seguimiento de las repercusiones que se deriven de la decisión francesa de exigir visados a todos los ciudadanos extranjeros, excepto a los de la CE, Suiza, Andorra y Mónaco. El Gobierno está preocupado por las consecuencias que el rígido control y filtro fronterizo pudiera tener, especialmente en lo que se refiere a los norteafricanos que cruzan España camino de otros países europeos. Pero, de momento, las autoridades españolas no se han planteado la reintroducción de visados para los países norteafricanos, principales afectados por la decisión francesa.

En medios oficiales, al tiempo que se insiste en que no hay previstos controles especiales en las fronteras españolas, no se descarta que pudieran adoptarse después de la próxima reunión sobre terrorismo que, a petición francesa, celebrará el grupo Trevi la próxima semana en Londres, con asistencia de los ministros de Interior de la Comunidad Europea. La conferencia londinense fue solicitada urgentemente el pasado lunes por el Gobierno francés, después de los últimos atentados perpetrados en París, y de la misma es previsible alguna medida de cooperación internacional antiterrorista.Según fuentes oficiales, pese a que las restricciones francesas comenzaron a aplicarse ayer, 24 horas después de que lo anunciara el primer ministro, Jacques Chirac, todavía no han llegado por vía diplomática los detalles de esas medidas.

El seguimiento de las restricciones impuestas por Francia comenzará inmediatamente, por parte de los Ministerios de Asuntos Exteriores e Interior, y afectará especialmente a los ciudadanos norteafricanos residentes en Europa, la mayoría de los cuales cruza por carretera España durante el verano con destino a sus lugares de trabajo.

Un alto funcionario español comentó ayer en Bruselas que "afortunadamente" la exigencia francesa de visados se toma después del verano y del éxodo de marroquíes y argelinos.

Se calcula en un millón el número de emigrantes norteafricanos -marroquíes, argelinos y tunecinos, por ese orden- que, procedentes de países europeos, cruzan cada verano el estrecho de Gibraltar, la mayoría desde el puerto de Algeciras.

Marroquíes, tunecinos, argelinos, keniatas -los argelinos, de forma oficiosa, a que no existe tratado al efecto- son los únicos africanos que no necesitan visado para entrar en España.

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Las autoridades españolas, sorprendidas por la radical medida francesa, han adoptado una política de "esperar y ver". Pero, tanto en medios de Asuntos Exteriores como de Interior, los dos ministros que entienden los temas de aduanas no ocultan su preocupación por las posibles bolsas de norteafricanos impedidos de viajar a Francia o de atravesar ese país con destino a otras naciones europeas donde trabajan.

Las autoridades francesas han hecho la única excepción con los ciudadanos norteafricanos y todavía no han comenzado a exigirles visados. Tanto con Argelia como con Túnez y Marruecos. París mantiene relaciones especiales, por su pasado colonial, por lo que es previsible que suavice la tajante prohibición de exigir visado a sus ciudadanos.

Mientras, y a la espera de la llegada del Ejército, la policía francesa comenzó a instalar ayer controles permanentes en Ibardin, Dantzarinea y en otros pasos fronterizos con Navarra, que hasta ahora estaban custodiados únicamente desde este lado de la frontera por efectivos de la Guardia Civil, informa desde San Sebastián José Luis Barbería.

Paracaidistas en la frontera

La incorporación del Ejército a la frontera de los Pirineos Atlánticos plantea un problema técnico, ya que los cuarteles de Pau, Tarbes y Bayona acogen a unidades paracaidistas consideradas indispensables para una eventual intervención en el exterior. La asignación a los paracaidistas de las labores de cobertura de la frontera restaría al Ejército francés la operatividad de unas unidades de rápida intervención en un momento en que persisten los conflictos bélicos del Chad y del Líbano.De acuerdo con el plan establecido, los soldados estarán bajo las órdenes directas de la policía judicial francesa, que los distribuirá en patrullas móviles en aquellas zonas en las que existe ahora una menor vigilancia.

Medios políticos de los Pirineos Atlánticos, departamento administrativo que engloba al País Vasco francés, señalan que la aportación del Ejército a esta tarea se circunscribe al impacto psicológico de su misma presencia y a los medios humanos y técnicos de que dispone. Las patrullas francesas desplegadas ayer en la frontera belga han sido concentradas en aquellas extensas áreas fronterizas de dificil cobertura en las que se encuentran los pasos más utilizados por los contrabandistas de armas.

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